Todavía
no vestía los catorce años, era alta, delgada, con ojos de chocolate y senos
adolescentes, o al revés. Frescas noches de verano hablando, hablando de
aventuras inventadas, de literatura no leída y de sueños soñados al momento. Diciendo
palabras que no eran voz, sino tacto. No importaba su significado, pero anhelaban tocar y tocaban, labios, nuca, pecho, vientre, sexo, mente. Un manto voluptuoso
y caliente de sensualidad que golpeaba mi cuerpo como las olas, como el mar.
Solamente quería más y el único modo, era estar junto a ella.
Tras
una semana inolvidable "pelando la pava", la vi besando a otro. Mi
amor se torno bilis, odio y palabras, que esta vez sí tenían significado: Juré,
no volver a enamorarme. Pere,
siempre has sido un capullo, si me hubieras dejado a mí... Afortunadamente,
juré en falso, como todos los adolescentes ante un chute hormonal.
Muchas personas no logran recuperarse
de un amor frustrado, piensan que nunca más se van a enamorar igual y que el
amor sentido a partir de ese momento es falso, o de segunda clase y se protegen
para no caer en sus garras. Últimamente me encuentro con personas muy
reticentes a entregar su corazoncito profesional a una organización, vapuleadas
por su última empresa, cansadas de sentirse explotadas, engañadas tras
entregarse en cuerpo y alma. No
es nada personal, sólo son negocios. Si buscas justicia o ética en el
mundo laboral te has equivocado de lugar, al menos de momento.
¿Si no te quieres enamorar, cómo
se van a enamorar de ti?
¿A qué candidato va a elegir la empresa?
Al que le brillan los ojos y se emociona contando las cosas que podéis hacer
juntos o tal vez al pobre corazoncito roto que necesita una madre que lo
consuele, en vez de una amante que le proponga aventuras. Quién sabe, hay de todo en la viña
del Señor.
¿A qué empresa va a elegir el candidato? A la que le brillan
los ojos y se emociona contando las cosas que podéis hacer juntos o tal vez a
la que tiene el corazón roto y necesita un esclavo al que dominar. ¿Te quieres enamorar de tus trabajadores?
Te propongo estar siempre
abierto al amor, sin reticencias, entregando todo desde el primer momento.
Deja de ser un viejo resabiado y sé un adolescente sin mesura. No es cuestión
de edad, sino de espíritu. Es una elección voluntaria que tenemos que practicar,
para aprender a vivir, una actitud de optimismo, humildad y acción. Es una
actitud inteligente.
Si te proteges frente al posible dolor
nunca disfrutarás del presente. Todavía disfruto del recuerdo, de aquella semana estival de amor adolescente. Se respira primavera... Enamorémonos
de nuevo.
Espero que os haya
gustado, una semana más muchas gracias por vuestra atención, cualquier
comentario será bienvenido, aquí en el blog, o contactad conmigo en las
principales redes y si os ha gustado compartidlo.
Muchos
retos y mucha suerte.
El enigma de
la foto.
Este es un juego que os propongo con cada post, cada artículo tiene una foto
(la primera de todas) y os pido una interpretación, la que se os ocurra,
nada está bien o mal, nada es correcto ni incorrecto, y en el siguiente
artículo os cuento por qué razón la he puesto y cuál es mi interpretación. Esta
es la foto del artículo anterior: Cómo
colaborar con una empresa.
En la fotografía observamos un
enorme dinosaurio a tamaño real, construido con retales, trozos de vehículos
reciclados. Una excelente metáfora de cómo lograr construir lo que tal vez sea nuestro
puesto de trabajo, buscando y aprovechando los lugares donde podemos ayudar a
la organización, donde podemos facilitarles el trabajo o solucionar los
problemas que tiene nuestro cliente.
¿Qué os sugiere la
foto de esta semana? Una silla rota, en Ginebra de Daniel Berset.