Originalmente pensado como un relato integrante de Siete casas vacías, Distancia de rescate se publicó como nouvelle (novela corta) de manera independiente. Aunque conceptualmente «Distancia de rescate» comparte algunos elementos temáticos con los relatos de «Siete casas vacías», ya que Samanta Schweblin vuelve a hurgar en el sentimiento de pérdida, encuentro algunas diferencias importantes que justifican su publicación por separado. En primer lugar, creo que «Distancia de rescate» sí puede considerarse como un verdadero relato de terror, en el que la autora consigue que un ambiente ominoso sobrevuele cada página. En segundo lugar, aquí vamos a encontrar algún que otro componente fantástico que nos remite al mal absoluto, siempre de un modo más sugerido que explícito pero con detalles que apuntan a lo sobrenatural.
La premisa de «Distancia de rescate» reside en la estancia vacacional de Amanda y su hija pequeña en una casa de campo. Allí traban amistad con Carla, una mujer madura, y su hijo David. Carla no tardará en contar que el extraño comportamiento de su hijo se debe a que el niño no es quien parece ser. Dada la poca extensión de la historia, prefiero no desvelar más detalles para que sea el lector quien los descubra.
La nouvelle está desarrollada en base a la conversación entre dos personajes, Amanda y David, a través de la cual se nos va contando una historia repleta de ambigüedades. Al principio será inevitable sentir cierta desorientación, ya que la novela comienza a bocajarro con dicho diálogo, sin que sepamos quiénes son los personajes ni dónde están. A partir de ahí se nos irán desvelando poco a poco, mediante los recuerdos de la protagonista, varios detalles que nos permitirán completar (o no) el puzzle que se nos pone delante.
Samanta Schweblin nos lleva por caminos insospechados y sorprendentes, procurando disponer una sensación de amenaza siempre presente. La atmósfera puede llegar a ser irreal, propia de una pesadilla, y la introducción del elemento fantástico (y en mi opinión, maligno) sorprende para bien. Como interpretación puramente personal, un par de frases del libro me remitieron al mito vampírico, pudiendo ser esta una de las muchas claves de «Distancia de rescate».
La unión especial de las dos madres con sus vástagos y el miedo primigenio de perder a un hijo es lo que subyace bajo toda la nouvelle, aludiendo la distancia de rescate del título al invisible lazo que une a Amanda y a su hija, y a la distancia que las separa cuando acecha algún peligro. Valiéndose de ese miedo con el que es fácil empatizar, y añadiendo el componente de extrañeza tal vez sobrenatural, Schweblin logra con maestría componer una atmósfera de fatalidad latente que nos oprime e inquieta.
Hay que decir que las figuras paternas aparecen, pero lo hacen de manera accesoria, casi como algo fantasmagórico y ajeno a la intensidad emocional que se establece entre las madres y sus hijos, aunque durante el desenlace tienen cierto peso.
Estamos ante un texto ambiguo, críptico en algunos pasajes y revelador en otros, que parece buscar adrede diferentes interpretaciones en cada lector. Para mi gusto lo consigue y, lo que es más, invita a sucesivas relecturas. Su corta extensión le hace asequible, pero su contenido obliga a la reflexión. En definitiva, «Distancia de rescate» me resulta tan inquietante como fascinante.