Revista Remedios

Distimia

Por Gabriel Giner @esaludcom

Se conoce como distimia al trastorno depresivo persistente. Se trata de un tipo de depresión que se da de manera continuada durante un largo periodo de tiempo. Quienes padecen esta enfermedad dejan de disfrutar de aquellas cosas que antes les hacían felices, lo cual afecta a su vida tanto personal como profesional, e incluso sentimental. El sentimiento de desesperanza puede durar varios años.

Esta es una enfermedad que continúa siendo un tanto incomprendida por parte de la sociedad. Hay quienes tienden a señalar que las personas que padecen distimia son pesimistas o negativas, que se quejan continuamente.

Es un trastorno de carácter crónico, de modo que aliviar los síntomas puede resultar complicado en determinados casos. No obstante, combinando psicoterapia y medicación los pacientes pueden disfrutar de una calidad de vida relativamente buena.

Causas de la distimia

Causas de la distimia

A pesar de los numerosos estudios que se han elaborado acerca del trastorno depresivo persistente no se conocen cuáles son las causas exactas de la enfermedad. No obstante, hay ciertos factores que pueden favorecer de algún modo esta condición.

  • Biología: algunas investigaciones han puesto de manifiesto que quienes sufren este trastorno, tanto niños como adultos, tienen ciertas modificaciones en su cerebro.
  • Química: los neurotransmisores son sustancias químicas presentes en el cerebro que tienen una cierta relevancia en el desarrollo de la depresión. Cambios tanto en la función como en el efecto de estas sustancias y en el modo en el que se relacionan con los neurocircuitos que equilibran el estado de ánimo, pueden tener un papel relevante.
  • Genética: y, por último, esta enfermedad es más habitual en aquellas personas cuyos familiares directos también la han sufrido.

Por supuesto, a estas causas hay que añadir algunos factores relacionados con acontecimientos de la vida, como atravesar una situación traumática o estresante: pérdida de empleo, muerte de un ser querido, etc. También haber padecido otros trastornos mentales con anterioridad.

Síntomas de la distimia

Los síntomas propios de esta enfermedad aparecen y desaparecen de forma intermitente durante varios años. Así, en cada una de las ocasiones en las que el trastorno depresivo persistente hace acto de aparición la intensidad de los indicios puede ser diferente. La duración de los episodios suele prolongarse más allá de los dos meses.

El principal síntoma que caracteriza la distimia es la falta de interés en las actividades diarias, tanto profesionales como de ocio. Un hecho que hace que los enfermos eviten las relaciones sociales, sintiéndose cada vez más aislados. Quienes sufren esta enfermedad se sienten tristes y vacíos, desesperanzados.

La baja autoestima es otro indicio frecuente, de modo que los enfermos se sienten incapaces para realizar cualquier tarea. En cuanto al carácter de las personas que sufren distimia, es irritable y negativo.

Factores que conducen a una sensación de cansancio y de falta de apetito que pueden dar lugar a otras enfermedades derivadas de la carencia de nutrientes.

La distimia también se puede presentar en niños. En este caso los indicios más frecuentes son ansiedad, tristeza persistente e irritabilidad.

Ante el más mínimo indicio de sufrir trastorno depresivo persistente, lo mejor es buscar ayuda médica. Se puede consultar con el médico de cabecera, o directamente con un profesional especializado en la salud mental.

Diagnóstico de la distimia

Ante el menor indicio de trastorno depresivo persistente la mejor opción es ponerse en manos de profesionales. Si el médico sospecha que el paciente puede sufrir este trastorno puede solicitar la realización de una serie de exámenes.

Lo más importante es llevar a cabo una evaluación psicológica adecuada. En ella se analizan sus pensamientos, sentimientos y comportamientos. El paciente realiza un cuestionario, a partir del cual se determina si padece o no alguna enfermedad mental.

Para el diagnóstico concreto de la distimia, se considera como tal cuando la depresión se da durante prácticamente todo el día durante dos años o más en el caso de los adultos. En cuanto a los niños, se considera cuando la depresión se prolonga más allá de un año.

Tratamiento de la distimia

Tratamiento de la distimia

Una vez diagnosticada la enfermedad se debe determinar el tratamiento más adecuado para la misma. Depende de numerosos factores, como la gravedad de los síntomas, el estado de salud general del paciente, situación personal, capacidad de afrontar situaciones difíciles, etc.

En la gran mayoría se combina la psicoterapia con la administración de fármacos. Los medicamentos más utilizados para tratar el trastorno depresivo persistente se clasifican en tres grandes grupos: inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, antidepresivos tricíclicos, inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina.

Muchos pacientes deben probar varios medicamentos hasta dar con el más adecuado para ellos. Muchos fármacos requieren de varias semanas para dar resultado. Por lo tanto, es importante dar tiempo a que la medicación haga efecto. En ningún caso se debe abandonar el tratamiento sin consultarlo previamente con el médico.

¿Cuáles son sus complicaciones?

El trastorno depresivo persistente puede dar lugar a diversas complicaciones en el medio y largo plazo. Los enfermos, especialmente aquellos que no reciben el tratamiento adecuado, tienen una mala calidad de vida.

En la gran mayoría de los casos tienen unas relaciones personales difíciles, con conflictos frecuentes. La actividad profesional también se ve perjudicada porque presentan problemas tanto de atención como de concentración.

Las complicaciones también pueden darse en forma de dolores crónicos y otras enfermedades físicas: atrofia por la falta de actividad física, anemia por una alimentación poco saludable, etc.

¿Cómo evitar esta enfermedad?

¿Cómo evitar la distimia?

No hay ningún método infalible para evitar la enfermedad. No obstante, hay una serie de medidas que pueden ser de gran ayuda.

  • No al estrés: uno de los principales factores de riesgo de este trastorno es el alto nivel de estrés durante un periodo de tiempo continuado. Así, lo mejor es llevar un estilo de vida lo más relajado posible.
  • Entorno social: el ser humano es social por naturaleza, de modo que hay que tratar de disfrutar al máximo de los familiares y/o amigos durante el tiempo libre.
  • Tratamiento: ante el más mínimo indicio de que algo no marcha como debería lo mejor es buscar tratamiento especializado para que los indicios no empeoren.

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