La distimia es una de las variantes de la depresión menos conocida por los pacientes e, incluso, menos diagnosticada. Se trata de un trastorno que puede afectar durante años (mucha gente es incapaz de recordar cuando tuvo los primeros síntomas) pero siempre de manera leve o moderada e incluyendo períodos de humor normal que pueden ser de meses.
Estas características hacen difícil que tanto la persona afectada como sus seres queridos identifiquen la distimia con una depresión, aunque le pueda costar llevar a cabo una vida normal tanto a nivel personal como de trabajo y estudios ya que esta enfermedad incluye otros síntomas como trastornos del sueño, poca energía, sensación de fatiga y problemas alimenticios que van del poco apetito al excesivo.
Las causas de la distimia son hoy en día desconocidas, aunque se le relacione con la serotonina, la sustancia que ayuda al cerebro a manejar nuestras emociones. El estrés también puede ayudar a su aparición, igual que varias enfermedades y medicamentos que podamos estar tomando.
El tratamiento para intentar solucionar los problemas de distimia que pueda sufrir un paciente es esencialmente la administración de medicamentos antidepresivos. Estos preparados ayudan a luchar contra la depresión pero no excitan ni provocan adicción. Es esencial que se tomen como indica el médico pues, aunque se experimente una mejoría, no pueden dejarse de repente ya que provocaría una probable recaída. Algunos pacientes necesitan estar tomando antidepresivos durante más de un año para superar su enfermedad.
Se ha demostrado que a muchas de las personas que sufren un trastorno distímico, además de la administración de antidepresivos, les causa un gran beneficio asistir a terapia psicológica.