Revista Opinión

Divagando entre el trabajo y otras ideas.

Publicado el 02 abril 2019 por Carlosgu82

¡Oh! ¡Su cuenta está evolucionando! Animación brillante y parpadeante de cuenta evolucionando  ¡Su NOVEL se ha transformado en un COBRE!

Bueno, eso fue con lo que empecé el día. Según lo que dice ahí ya tengo 0,50 euros producidos por mis escritos. Eso merece un brindis. Bueno, mejor me guardo el brindis puesto que el sábado estuve con los amigos y se los aviso desde ya, no confíen en el tequila.

El día lunes por la tarde me dispuse a buscar trabajo, puesto que no sé que más puede hacer un joven tras la escuela que buscar trabajo si es que, al menos por este año, ya no entró a una universidad. Y siempre acabo con esa misma extraña sensación, quizás algo repulsiva, tras visitar los portales de empleo que ofrece la web. La mayoría son puestos de trabajo que requieren una preparación de años, lo que yo no tengo, o al menos no tengo con un certificado que me avale. Por otro lado están los empleos que te queman la vida. Tengo una gran tendencia a quejarme sobre todos los empleos, pero creo tener cierta razón en algunos puntos. En algunos. El horario por ejemplo. Algunos de esos trabajos por solo estar ahí 30 días corridos me ofrecen más dinero del que nunca he tenido en las manos. El problema recae en que me piden más tiempo del que nunca le he dado a nada. Ninguna de mis aficiones a tenido el privilegio de tenerme 9 o 10 horas de corrido, y dudo mucho que pueda estar el mismo tiempo, durante un mes o dos, o cuantos sean dedicados a un trabajo que solo busco por dinero.

Miren, se que suena a pereza. Lo sé y si lo están pensando, no los culpo. Si lo piensas ¿Acaso es tan terrible lavar platos, o vehículos, o ser pinche de cocina o vendedor de café ambulante? Desde hace más de un año he visto por el centro de la ciudad a hombres, siempre son hombres, acarreando en sus espaldas una enorme caja de café colombiano. Conozco su sueldo. Apenas y el mínimo por cargar horas y horas una pesada caja de café en las espaldas. También he visto hombres y mujeres en puestos de teléfonos móviles de todas las compañías. Todas las compañías han estado en una especie de guerra durante ya casi dos años. Y puedes ver por las calles a hombres y mujeres sentados, con la esperanza de que alguien les hable, pero ves sus ojos y no ves esperanza. Sentados ahí, matando el día. Matando las horas, los minutos, los segundos. Matando sus vidas. Mira, se que después les depositarán un jugoso sueldo que podrán degustar en distintos servicios pero, como siempre pregunto, ¿Lo vale?

Hay cosas que aún no entiendo, pero también hay cosas que he visto año tras año, a mi papá, a mi abuela, tío, vecinos, a los papás de mis amigos. Todos en empleos que detestan, o de los que no gustan. O en los que están obligados a estar por que el mundo los ha consumido y ahora nada en deudas, así que sacrifican lo poco de salud que les queda, si es que eso les queda, en lo único que encontraron. Y a veces, pagan una deuda endeudándose en otra. Y a veces las grandes compañías los hacen caer en trampillas, como un conejo en medio del bosque, y quedan atrapados en más deudas, algunas tan estúpidamente voluntarias como pagar por el internet del celular. Ya nadie puede estar sin internet. Ya nadie puede estar sin el celular. De verdad, es difícil recordar alguna persona que haya salido de su casa a andar y que se deje el celular en casa. Sin ir mas lejos, este sábado estando con los amigos pude ver como inevitablemente uno lo público en Instagram. ¿Se dan cuenta? Están atados a una burbuja. Trabajar-Pagar-Endeudarse-Repetír

No sé si soy yo el del problema. Quizá sí, pues no veo a nadie más que lo vea, o que lo sienta. O tal vez lo hacen pero no les importa. La comodidad de simplemente cumplir el turno e ir a casa y repetir por 30 días sabiendo que al final tendrás el cable, el internet del celular, que no se queda en solo eso sino que también hay que pagar la aplicación de música, o la de películas. Que es poco, si. Tal vez soy solo un chico perdido hablando tonterías. Mi mayor sueño es tener una isla, o un campo, un lugar donde crear una comunidad que se sustente a si misma. Pero eso es algo muy alejado de mis posibilidades monetarias. Dinero. Plata. Dólar. Peseta. Peso. Yen. Cacao. Oro. Conchas. Ha funcionado durante milenios, ¿Tiene siquiera sentido pensar en que esté mal y no yo?

Escucho música de estilo nórdico. Es como una sinfonía pero más gutural. Más tribal. Me levanto al baño y mientras estoy en plena descarga me viene el chispazo a la mente. Me siento a seguir escribiendo.

La curiosidad, esa necesidad de conocimiento que persigue a tantos homos sapiens es quizá lo que me tiene con esta idea. Antes sonaba a imposible,pero ahora lo he escuchado. Escuchado historias acerca de gente que arriesga la vida común y vende cosas, crea cosas, y le pagan y vive de estas cosas. No son superdotados, no son artistas extravagantes ni genios. Son gente. Pero nunca me he topado con ninguno de primera fuente. ¿Dónde viven? ¿Dónde están? ¿Acaso solo son unos pocos elegidos?

Fotografía. Pintura. Escritura. Atletismo. Carpintero. Cocinero. Todas comenzadas, todas hechas con una pasión indescriptible y todas falladas rotundamente. Cuando descubro algo nuevo y lo empiezo, como que ya conozco el final por adelantado. Pero independiente de todo, siempre queda el conocimiento. Y mi extraordinaria capacidad de divagar. ¿Vieron como salté de quejarme de los empleos a una utopía y luego, tras una corta ida al baño, a un negocio de ventas y/o distribución? En otros tiempos una pasado por el ejército arreglaría esto. Aunque no sé que es ESTO. Que se supone que es. ESTO. ESTO. ESTO. Escuchar estos sonidos de tambores rústicos, con una mirada profunda al frente me hace pensar en esos momentos de las series cuando el tipo en escena solo mira y suena la música, y cuando la música suena tenemos un cambio de escena, y en lo que el tipo vuelve a aparecer ya tiene solucionado el problema. Lo genial de la actuación es que siempre está el guion. Sea malo, regular, excelente, da igual, siempre habrá alguien que solucione todo, y generalmente se saltan el cómo, o lo muestran demasiado rápido, tan rápido que solo queda admirar la escena.

Listo, suficiente. Basta de escribir de todo y de nada a la vez. Solo un desahogo mental antes de seguir, aunque no sepa por dónde seguir. 6 seguidores, 117 visitas. 0,50 euros. Vamos bien.

Es todo, me marcho.


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