Revista Coaching

Divagando sobre la vida y sus cosas

Por Kheldar @KheldarArainai

Se puede decir que la última cosa que haría en mi vida es, precisamente desaprovecharla. Para muchos, desaprovechar la vida es dedicarla a lo que ellos NO ven como correcto o provechoso.

Tiempo hace que me planteo reflexionar acerca de por qué decidí aprovechar todo momento de mi vida de la forma que fuese, a menudo incluso entrando en modo multitarea. Me gustaría sacar conclusiones pero no estoy cerca del fin de mis días así que actuaré como si fuera hoy el ultimo día de vida que me queda para reflexionar y compartir algo con vosotros.

A día de hoy tengo descubierto que soy una persona bastante sentimental aunque los estímulos que reciba despiertan respuestas muy variopintas por mi parte.

Admito que hay películas que me hacen llorar. Incluso en los momentos álgidos de mis series favoritas he llorado como un mocoso sólo por el orgullo y la satisfacción de ver la superación personal y el esfuerzo dando sus frutos… También he llorado al ver morir a ciertos personajes, como por ejemplo al ver morir al Tío Ben en la primera de las películas de Spiderman que protagoniza Tobey Maguire (que al haberlo visto de nuevo hace poco es el primer ejemplo que me vino a la mente).

Mi motivación fue la de comprender y conocer a qué se debe que yo tenga las ideas, pensamientos y sentimientos que tengo. La de poder conversar conmigo mismo y escuchar lo que tienen que decirme también… Las demás personas y las cosas que yo llevo dentro.

Quería conocer más en detalle el por qué de mis reacciones, el color -y aroma, tacto y sabor- de mis emociones. En qué maneras me afectan y me pueden desequilibrar o descentrar… O incluso en un completo sentido opuesto; en qué pueden ayudarme a mantener el equilibrio y estar centrado.

Supongo que esta debía de ser una de las primeras motivaciones que llevaron al estudio de la psicología humana y de la filosofía del desarrollo personal. Me pregunto si ese afán por comprender el propio yo era el que movía a “los grandes” que se estudian en clase durante el bachillerato y la universidad.

Sobre la filosofía oriental no habría que preocuparse por conocer la motivación. Cualquiera puede comprender que su motivación es armonizar todo en su conjunto, como parte esencial de un mismo aspecto que es. A veces nuestra individualidad nos hace olvidar que podríamos perfectamente ser una célula en los tejidos del universo.

Una célula sentiente y con conciencia de sí misma tal vez… Pero parte de un mismo todo y compartiendo la misma energía vital. Hay tantos nombres distintos para la energía… Incluso distintos nombres para manifestaciones o concentraciones diferentes de la misma energía: Ki/Chi, Jing, Shen, Pneuma, Prana, Kundalini… Cabe mencionar que en esta energía creían civilizaciones antiguas para quienes magia y ciencia eran una misma entidad.

Se cuenta que Jesucristo pudo haber aprendido de maestros hindúes las habilidades necesarias para sanar a otros. De hecho hay quien dice que el título de Cristo le viene por haber alcanzado ese nivel de evolución y trascendencia. Se decía también que era parte de los índigo o de los cristal -no recuerdo bien ahora-, y se dice en ciertos círculos que su próxima venida no vendrá acompañada de su encarnación física.

Todo el que me conoce sabe que no soy una persona que siga las religiones… Pero detalles como estos son los que te dan a pensar.

Jesús pudo haber aprendido a sanar mediante la imposición de manos, a través de maestros espirituales hindúes…

Sobreviven distintas formas de desarrollo personal espiritual en nuestros días… Pasando por la alquimia interna de los chinos, la cábala judía, la meditación y visualización, hay otros que no vamos a mencionar pero que se cuenta han sido estudiados por personas como Nostradamus… Un supuesto profeta, que despierta tanta simpatía como animadversión.

Las personas necesitan creer en algo y realizar actos de fe… Eso dicen prácticamente todos en este mundo. Eso permite que la voluntad tome forma y actúe al parecer, a pesar de que usualmente se prefiera creer en algo externo a uno mismo.

Yo creo que voy a ir cerrando el escrito, que ya di muchas pistas por hoy. Aquel que tenga oídos que escuche.

Kheldar

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