Revista Opinión

Dividir es lo que nos vertebra

Publicado el 06 octubre 2015 por Elturco @jl_montesinos

Dividir es lo que nos vertebra http://www.lopezdoriga.com/

Hace ya unos días de las elecciones catalanas, y a fecha de publicación de esta entrada – que sale como siempre en martes, igual que todas las de la nueva era otomana, porque algo había que hacer si no podía embarcarme ni casarme, oye – lo único que me parece digno de mención al respecto, es si Lluis Llach se queda o se va a Senegal, como pié el otro día. Que haga sus análisis y decida quien ganó.

Al margen de esto, uno es un tipo positivo. En la vida se gana o se aprende. Así que yo, que no sacaba nada del tema, le vengo dando vueltas a la mollera. Por si cabe posibilidad de rascar. De sacarme algo para el saco. Como divertimento. Sin tragedias. Como experiencia de esas que no se pueden transmitir.

Que existían dos Españas, es bien sabido. Ahora también tenemos dos Cataluñas. Dividir es lo que nos vertebra. Como nación de naciones, como Estado de las autonomías, o suyas, como conceptos discutidos o discutibles y como ciudadanos que discuten en discutible discusión. Como todo y como nada. Si hay dos Españas, hay dos Cataluñas. Juzguen ustedes si eso es ser español o no.

Dividir es lo que nos vertebra. Dividir e imponer. La españolidad o la catalanía. El charneguismo. En mi tierra, en la terreta, se llamaba churros a los que venían de fuera. Charnego tiene más fuerza. Creo. Primero dividir. Conquistar el poder por escaso margen. Y obligar al otro hacer lo que yo diga. Este es un capítulo repetido de la historia ibérica. Que dicho así supongo que a nadie molesta, y todos entienden. Vaya usted a saber. Dividir e imponer. Mi credo, mi religión, mi bandera, mi ideología y mi forma de entender el cosmos son las buenas. El de enfrente que dé gracias que se las presto. Se las enseño. Y se las meto por el recto sin vaselina. Nazis de uno y otro lado.

Pocos hacen notar que tanto da un Estado joven como uno que tiene cientos de años de historia. Estados o su equivalente histórico con muchos años más pasaron, y por tanto los actuales pueden, y seguramente lo harán, pasar. No sé si esto les partirá el corazón a muchos, pero la evolución dice, ya saben, que todos calvos.

Otros, por contra, olvidan, interesadamente, que los pilares que los mantienen en pie, a los Estados, a los de ahora, deben sustentarse sobre un conjunto leyes que sirvan a sus ciudadanos. Y no al revés. No son los ciudadanos libres los que han de servir al Estado, pues entonces no serían libres. Son las leyes, que los propios ciudadanos se dan, las que deben servirles. No debemos temer pues, que estos ciudadanos se organicen en libertad conforme a sus preferencias, dándose las leyes que consideren oportunas y sometiéndose a ellas. Mientras no arrastren, o pretendan arrastrar, a los que no quieran secundarlas. No debiéramos temerlo y debiéramos preverlo y permitirlo.

De la misma forma, no podemos consentir que aquellos que se sometieron a estas leyes, y alcanzaron el poder dentro de los cauces que en ellas se establecían, pretendan romperlas. A pelo. Cargándose la legalidad que les dio el puesto. Dentro de lo malo, el sistema aun permite ser cambiado desde dentro. Y si juegas, sigues las reglas. O pagas.

Así pues, los insultos de uno y otro lado se cruzan, transluciendo un espíritu opresor. Soberbio. Españolistas echando babas desde su púlpito. Catalanistas escupiendo desde el suyo. España no se rompe. Cataluña no es España. Un teatro del absurdo donde lo que se pretende en esencia es imponer la sacrosanta voluntad del menda. O de un grupo de mendas. Contra el otro menda y su grupo de mendas. Para aplastarlo. Y someterlo. Y hacerle tragar sus palabras. Y reventarlo a patadas, legales o físicas, por pensar distinto. Todo esto bien aliñado desde el poder, los medios y los furibundos seguidores de una y otra trinchera, que no saben más que llamar fascista al de enfrente. Y probablemente lo sean. Fascistas, digo, los de enfrente de un lado y los de enfrente del otro. Coño.

No sé si con esta entrada ganaré muchos amigos. Muchos se alinean con uno u otro bando. Quizá es que no acabo de entender por que hay tanta gente que necesita un enemigo para justificar su existencia. O quizá es que tenia ganas de llamar fascistas a unos cuantos. Quien sabe.


Tagged: Cataluña, España, estado
Dividir es lo que nos vertebra

Volver a la Portada de Logo Paperblog