“Mucha mierda”: es la frase de los artistas para exorcizar el mal fario ante losestrenos y la que los japoneses dirían estos días, con otra connotación, si su sincrética educación se lo permitiera. Está en nuestra condición humana quitar hierro a lo feo o y reír de lo doloroso (u oloroso). Los anglosajones son menos escatológicos que los latinos, más traumáticos: “rómpete una pierna” augura porvenir de éxito, aunque también se use una expresión de asombro, holy shit!, que eleva a categoría de sagrado el estiércol de andar por casa.
Gene Logsdon (ver su blog aquí) es el granjero pragmático de Ohio que ha escrito Holy shit!, un tratado sobre mucha mierda desaprovechada de animales domésticos y/o humanos, para fabricar compost o reciclar el agua del inodoro para regar. Por ahora, no sabemos si por pudor, sólo se puede encontrar en inglés. Gene recupera una tradición absurdamente avergonzante porque el estiércol, amigos, es el origen de la vida, un bien sagrado. ¿Sabíais que en India las vacas son veneradas porque dan leche, pero también porque producen estiércol que es abono, ladrillo ecológico y combustible familiar? Como tantas tradiciones absurdas a los ojos del mundo aifonizado, lo místico proviene de lo lógico. Los desechos, como bien sabrá el que haya experimentado con una cerilla tras una copiosa fabada, encierran una poderosa fuente de energía. En ese principio se basan varios proyectos en todo el mundo que usan desechos animales para producir biogás… ¿Los pollos pueden salvar el mundo? Quizá. Y si seguimos el ejemplo de Oxfordshire, donde humanos sin complejos colaboran en producir su propia energía, también nosotros podremos hacerlo “en un abrir y cerrar de ojos” (efectivamente, esta frase es un divino chiste).
Tras el salto, Dirty Science (en inglés)