Revista Insólito

División en Provincias (III)

Publicado el 27 octubre 2022 por Monpalentina @FFroi

La población y la renta se han exagerado generalmente y de todas las notas se debe descontar algo; al presente se puede calcular la población en unos once o doce millones de almas, con paulatina tendencia al aumento. Es una cifra bien baja para un país tan extenso y que, según datos fidedignos, en tiempo de los romanos estuvo habitado por enorme multitud de habitantes industriosos y trabajadores como hormigas; ciertamente, el período más largo de tranquilidad y gobierno fijo que este desgraciado país ha tenido fue durante las tres centurias en que era incontestable el poderío de Roma. En esta época rara vez se encuentra la Península nombrada por los autores, y esto es una prueba de su felicidad, pues en las sangrientas páginas de la historia sólo se registran grandes calamidades, plagas, pestes, guerras, batallas o fenómenos de la naturaleza, ante los cuales los ángeles lloran.

División en Provincias (III)


Seguramente una de las causas que han contribuido a cambiar este estado de cosas ha sido las numerosas y terribles invasiones a que España ha estado expuesta; su belleza y su clima han causado su desgracia, pues han atraído siempre la codicia del extranjero. Los godos, que tienen en España peor nombre del que en realidad merecieron, fueron arrojados por los árabes, los verdaderos destructores, ciertamente, quienes trajeron al oscuro occidente el lujo, el arte y los ciencias orientales, sin tener nada que aprender del conquistado; para ellos no fue el godo un maestro como para éste lo fuera el romano; ellos despreciaban a sus antecesores, con cuyas necesidades y trabajos no simpatizaban, al tiempo que odiaban su doctrina considerándola como idólatra y politeísta, acabando con todos los altares e imágenes. No hubo ciudad, por bella que fuese, que no destruyeran; exterminaron, dicen los anales, hasta las aves.


Los godo-españoles, en el transcurso del tiempo, se vengaron y combatieron a los invasores con sus mismas armas, aventajándoles en la destrucción, que éstos les enseñaran. Los efectos de estas guerras emprendidas sin organización, sin cuartel y sostenidas por el país y la religión, fueron marcadísimos en aquellas partes de España que tuvieron por teatro. En consecuencia, grandes extensiones de Extrema dura, el sur de Toledo y Andalucía, que naturalmente son de lo más fértil y rico del mundo, están hoy convertidas en dehesas y despoblados, patrimonio exclusivo de las abejas; todo el país está lo mismo que si acabasen de ser derrotados los moros. Las antiguas crónicas de españoles y musulmanes abundan en relatos de los saqueos que se infligían unos a otros y a los cuales estaba siempre expuesta cualquier comarca fronteriza. El objeto de estas guerrillas limítrofes era la destrucción: talar, quemar y robar, el "pillaje", las "razzias".


La lucha sanguinaria se sostenía por rivalidades de nación y de creencias. La cosa era verdaderamente oriental y tal como la describe Ezequiel, que también conoció a los fenicios: "Id tras él a través de la ciudad y destruid; que ni vuestros ojos ni vuestro corazón tengan piedad; matad a todos, jóvenes y viejos, muchachas, y niños y mujeres". El deber religioso de acabar con el infiel excluía la misericordia en ambos campos, porque las católicas cruzadas eran imagen exacta de las musulmanes algara y algihad, en tanto que las razones militares empujaban a convertir todo en un desierto, con objeto de crear una frontera edomita de miseria y desolación, una llanura defensora, a través de la cual ningún ejército invasor pudiera pasar ni vivir, puesto que "sólo se criaban en ella las bestias del campo". La Naturaleza, de tal modo abandonada, reclamó sus derechos y borró toda huella del anterior cultivo, y las comarcas que fueron granero de romanos y árabes ofrecen hoy el más triste contraste con aquella antigua industria y prosperidad.

División en Provincias (III)



Richard Ford
Hispanista ingles (Londres, 21 de abril de 1796-Exeter, 31 de agosto de 1858) 1844 Manual para viajeros por España.
1846 Cosas de España


Volver a la Portada de Logo Paperblog