Django Sin Cadenas (Django Unchained). Un film de Quentin Tarantino
Salvo su mejor opinión, la mejor descripción de un filme de Quentin Tarantino, es decir que es una película de Quentin Tarantino. Su estilo visceral, crudo, violento, cínico, sarcástico, memorable y sobre todo, debatible, es único en el mundo, y siempre que algo dice "guión original" que lleve su firma, podemos estar seguros que estamos ante un producto de una grandísima calidad, unos más, unos menos, pero que siempre estará en el ojo del huracán por la eterna pelea entre aquellos que lo aman y aquellos que lo critican y lo odian.Django (Jamie Foxx) es un esclavo que es liberado por el doctor Schultz (un magnífico Christoph Waltz), quien es cazarecompensas. Django está casado, y al entablar una amistad ciertamente extraña con Schultz, éste decide acompañarlo en la búsqueda y rescate de su esposa, del empresario Calvin Candie (Di Caprio). Y aunque el señor Foxx, ganador del oscar, hace un papel interesante, resalta la razón por la cuál Waltz se ganó el globo de oro a mejor actor de reparto y por qué se coló a la pelea por el oscar a la misma categoría: se lleva el papel, se roba la película y demuestra por qué Tarantino lo busca constantemente para papeles complejos.
Redención, venganza, un poco de amor y mucho racismo. Si, racismo. He leído algunas críticas sobre lo "exagerado" y lo "brutal" que llega a ser el racismo presentado en esta película, pero seamos sinceros. En 1850 (período histórico en el que aproximadamente se desarrolla este Western), la segregación racial en América estaba en su máximo esplendor, y las diferencias eran notorias, ya no digamos las torturas. Y un reflejo fiel es Di Caprio: "Son mi propiedad y hago con ellos lo que quiera". Es quizá la misma crítica que le hacían al Jesucristo de Mel Gibson. Pero una cosa es que a través de la historia, mediante libros, se haya suavizado la violencia y las torturas a la que ha sido sometida la gente y otra muy diferente que existan personas sensibles quienes prefieran no ver las cosas tal y como eran. Por eso lo dice el título de esta reseña: "Una película de Tarantino". Y si no conocen la forma de dirigir de Tarantino, están avisados: sangriento, cínico, visual, explícito. Con diálogos que van in crescendo hasta llegar al clímax y explotar (literalmente). Contrapuntos en la cámara, diálogos memorables al igual que sus personajes (aunque en esta ocasión el secundario es más memorable que el protagonista, razón por la que nunca se tomó en cuenta a Jamie Foxx para competir por algún otro premio), y comedia sarcástica y cínica que hacen de Django un producto muy disfrutable.
Ahora, existe un punto en su contra: después de la primera mitad de la película, hay escenas que se sienten alargadas y otras forzadas. Y si nos metemos a la intimidad, a los datos y a los números, resulta que el tiempo de producción fue muy corto. Y hay escenas en las que se nota esto: escenas insertadas muy a la fuerza, música cortada abruptamente, secuencias innecesarias... quizá se hubiera agradecido la corrección de estos errores aunque el tiempo de estreno se alargara, pero obviamente se hizo con la mira a competir en esta temporada de premios, y no sufrir del olvido de los galardones para el próximo año. Y por ello, el final parece que se alarga innecesariamente (2 horas 45 minutos) con un cierre... bueno, ya se imaginarán ustedes.
Tiene buenas posibilidades de repetir el premio de los globos de oro: guión original, pero me parece que, dentro de los productos de Tarantino es, incluso, flojo para lo que nos tiene acostumbrados.
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