D.Mariano

Pese a la revolución mediática llevada a cabo desde medios próximos a la oposición, se critica constantemente al Sr. Rajoy por indolencia ante los asuntos vitales para nuestro país. La verdad es que el gallego impasible, por nefasta que hubiese resultado su gestión, sería incapaz de hundir la economía del país en estos pocos meses, de modo que cabe pensar en una situación heredada de la que gestionó mal el comunicar en dos veces el engaño socialista respecto al déficit real del país. Déficit que era el oficial, encubierto verdaderamente por una contabilidad peculiar de las entidades bancarias que les permitía ofrecer un saneamiento alejado de la realidad. Como televisión española, que no contabilizaba el gasto hasta que el programa no fuese emitido, causa de que series como “Cuéntame” viesen truncada su programación, en una suerte de avestruz que esconde la cabeza, dejando su enorme y desgarbado cuerpo fuera del agujero. El Sr. Rajoy torea cada semana con los avatares de una Europa desconfiada, no en su gestión, sino en el conocimiento de cual es la situación financiera real española, y a sabiendas de que la Unión no puede permitirse la quiebra de esta nación, demasiado grande respecto a Portugal o Irlanda, por poner dos ejemplos. Solucionar el problema mediante la imprenta de billetes nos llevaría a una inflación desmesurada y comprometería los pagos de una Francia y una Alemania con exceso de deuda española, que fueron comprando en la huida hacia delante de Zapatero, plagada de improvisaciones y caprichos de tinte electoralista. Se comenta el algún foro, el escaso interés del gobierno en investigar Bankia, y aciertan plenamente; lo malo es que esa indiferencia la tiene también el PSOE con oscuros intereses en la entidad, por más que la presidiese un popular, como corresponde al actual ciclo político. D. Mariano leva varios meses poniendo la casa patas arriba y despertando un olor nauseabundo fruto de corruptelas, caprichos millonarios, administraciones sobredimensionadas e inútiles entre la basura descubierta. El ambientador no será suficiente. La limpieza profunda es más imprescindible que necesaria y la corrección de los desmanes políticos y de un inútil y carísimo estado de las autonomías el primer camino para conseguirlo.