Se suele celebrar, y con bastante acierto, la labor de Dmitri Mendeléyev y su tabla periódica. Entre sus logros estuvo predecir las propiedades de varios elementos, pero no fue infalible.
Predicciones exitosas
En su primera tabla periódica publicada en 1869, predijo las propiedades del elemento por debajo del boro, al que llamó eka-boro, en base a los elementos circundantes en la tabla. Hizo lo mismo con el eka-silicio y el eka-aluminio. El francés Paul-Émile Lecoq De Boisbaudran descubrió el eka-aluminio en 1875, llamándolo galio. El eka-boro fue descubierto en 1879 por el sueco Lars Fredrik Nilson, llamándolo escandio. En 1886, el alemán Clemens Winkler descubrió el eka-silicio y lo llamó germanio. Las predicciones de Mendeléyev se hicieron realidad en apenas dos décadas y sus descubridores pudieron honrar a sus respectivos países al nombrar los elementos. Mendeléyev siguió publicando tablas periódicas hasta 1904, prediciendo también el eka-manganeso (tecnecio) en 1939, el dvi-manganeso (renio) en 1925, el dvi-telurio (polonio) en 1898, el dvi-cesio (francio) en 1939 y el eka-tántalo (protactinio) en 1917.
Predicciones fallidas
Pero Mendeléyev también erró y tuvo limitaciones inevitables. No predijo ningún gas noble, ya que no se descubrieron hasta la última década del siglo XIX y la idea de los números atómicos era desconocida antes de 1913. No obstante, había lugar para una columna entre los halógenos y los metales alcalinos.
Predijo dos elementos "x" e "y" más ligeros que el hidrógeno, que acabó situando junto a los gases nobles sobre el helio. El elemento "x" era el éter, mientras el elemento "y" recibió varios nombres, entre los que se encuentra coronio, posteriormente newtonio. Basándose en las masas atómicas de los gases nobles, ya conocidos en su última tabla, predijo que el éter y el coronio tendrían una masa atómica de 0,17 y 0,4, respectivamente. Para Mendeléyev, era lógico que no todos los elementos estuviesen presentes en la Tierra. Además, se oponía a la hipótesis de Prout, que calculaba que el peso atómico de los elementos era múltiplo del peso atómico del hidrógeno, por lo que postuló que era la unidad fundamental. Desconociéndose aún la existencia de los isótopos, descubiertos por Margaret Todd en 1913, sabía que los pesos atómicos no eran múltiplos enteros del hidrógeno. Por eso apoyó la existencia de estos dos elementos más ligeros a pesar de las pocas pruebas que lo respaldaban.
Tampoco fueron sus únicos fracasos. No pudo predecir las masas atómicas del eka-cerio, el eka-molibdeno, el eka-niobio, el eka-cadmio, el eka-yodo ni el eka-cesio ya que, aunque conocía a los lantánidos, no sabía dónde situarlos. Por lo tanto, de 16 predicciones totales, acertó 8.
Fuente
- Kovács, L., Csupor, D., Lente, G., & Gunda, T. (2014). 100 chemical myths: Misconceptions, misunderstandings, explanations. Springer.