¡¡Buenas, buenas buenas!! Volvemos a la carga con la doble reseña de lo que será pronto una trilogía completa de animación, una de esas sagas que comenzó de forma muy humilde, con resultados de taquilla muy discretos, pero que ha ido creciendo; y que me alegro mucho de haberme animado a ver, pues he descubierto una saga entretenida, trepidante, emocionante, y una de esas historias que, en clave de animación y de fantasía, nos hablan de cosas muy reales, profundas e interesantes. Ya sabéis, la clase de historia que no solo es divertida, sino inteligente y completa, y de las que me gusta ver (y poco se hacen hoy en día, salvo honrosas excepciones como esta) Como entrenar a tu dragón esta basada libremente en la serie de libros infantiles de la autora Cressida Cowell. En la primera parte, que por supuesto descargué y vi antes de ir al cine a por la segunda, se nos cuenta la historia de Hipo. Hipo es el hijo de Estoico el Inmenso, gran jefe vikingo de la Isla Mema. Esta isla tiene un pequeño gran problema: a menudo, es asolada por todo tipo de feroces dragones, que los vikingos combaten y matan para proteger sus hogares. Así que, desde muy jóvenes, como Hipo, los chicos y chicas de la aldea aprender sobre los distintos tipos y especies de dragones, y cómo luchar contra ellos y vencerlos. Hipo sin embargo no está muy convencido de esta matanza. El joven héroe de nuestra historia parece pensar diferente, él cree que debe de haber otra forma de impedir que los dragones les ataquen. Un buen día, Hipo encuentra abatido a un dragón negro, diferente de todos los demás. Lo llama Desdentao, y se dedica a observarle, a estudiar su comportamiento y a acercarse a él poco a poco, con calma y tranquilidad. Así, logra ganarse la confianza del dragón, hasta poder incluso volar montado en él, y al comprender mejor a esta misteriosa y mágica criatura, Hipo también logra cambiar la forma en que su gente trata a loa dragones, su forma de verlos y de relacionarse con ellos, la de su padre y la de todo su pueblo, para bien de todos.
Para empezar, se puede decir que la animación de ambas películas es estupenda, hecho que se aprecia aún mucho mejor en las escenas de vuelo de los dragones, por supuesto. Además, acompaña a la historia una buena banda sonora, llena de sabor celta y del sonido de gaitas y violines. Y los paisajes nos trasladan siempre a la zona céltica y al norte de Europa, a esos parajes que debieron habitar los vikingos, de verdes campos, y rocosos acantilados. El humor esta realmente muy presente en la cinta, por supuesto, ya que se trata de una cinta de animación. Los momentos más divertidos los ponen Hipo y su pandilla, formada por los gemelos Chusco y Brusca, que nunca paran de pelearse, el fanfarrón Patán, el gordito y asustadizo, aunque muy inteligente Patapez, y Astrid, la chica dura del grupo y la que tiene loquito a Hipo (y cuya presentación al comienzo, apagando un fuego en slow-motion, resulta a la vez graciosa y sensual, me gustó mucho) Pero sin duda creo que lo más interesante de todo se haya especialmente en el joven protagonista de la historia, Hipo, y en su relación con su buen amigo Desdentao, y con su padre. Al comienzo de la historia, Hipo es presentado como un chico muy diferente de todos los demás. El no parece tener en instinto asesino contra los dragones de los demás vikingos, no parece compartir ni eso ni su rudeza. Evita los conflictos y la violencia, y siente, como muchos chicos de su edad, que no encaja en ninguna parte. El solo quiere lo que querría cualquiera muchacho adolescente: sentir que pertenece a alguna parte, que su padre se sienta orgulloso de él, y gustarle a esa chica tan especial como Astrid. Por eso sin duda es de gran importancia la relación con su padre. Estoico es un jefe vikingo querido y admirado por su gente, y como su propio nombre indica, es un tipo rudo, parco en palabras, y no muy acostumbrado a expresar sus sentimientos. Sin duda, quiere a su hijo, desde luego, pero le cuesta decírselo, y es evidente que le preocupa que Hipo sea siempre tan diferente de los demás. Cuando Estoico e Hipo intentan comunicarse y expresarse, se producen momentos que no solo son de gran ternura y diversión, sino que aportan mucha dimensión a la trama, y son todo un guiño que hace estas películas aptas para todos los públicos. Los adolescentes y adultos no se aburrirán viéndola, y verán sus conflictos con sus padres e hijos reflejados en la relación de Hipo y Estoico, además de disfrutar de todo el humor y la acción de la peli.
Pero vamos al otro aspecto más importante... ¡¡dragones!! Si señor, ¿a quien no le gusta ver volar dragones? A mi, desde luego, sí. Y es que en esta peli los tenemos para dar y tomar. Los hay de muchos tipos diferentes, de muchas especies distintas que los vikingos han clasificado, y que Patapez suele recitar de corrido, ya que, como el empollón de la clase, se los sabe todos, y tiene sus fichas como si fueran cartas de un juego de rol (buen guiño a los aficionados a la fantasía, al rol, y a Tolkien, entre otros) Hay Terrores Terribles, Naders Mortíferos, Gronkels... y cada uno es distinto, y tiene sus propias armas y características. El más temido y misterioso de todos es el Furia Nocturna, un poderoso dragón al que Hipo encuentra, herido en su cola, tras haberlo abatido. Como hemos dicho, el joven se dedica primero a observar a la criatura, a aprender sobre ella, y a intentar atraerla, que se acerque a él. Lo hace con paciencia, calma, y grandes dosis de cariño. Cuando observa que el dragón no puede volar, debido a que le falta parte de la cola, elabora una prótesis en la fragua donde trabaja como aprendiz. Y desde el momento en que se la pone, y logran volar juntos, Desdentao se convierte en su mejor amigo y compañero. Hipo, que se siente torpe, diferente y solo, se ve sin duda reflejado en el dragón herido y solitario, que parece ser, al menos de momento, el único de su especie. Su amistad se ca basando en eso, y desde luego, en que los dos se van conociendo poco a poco, paso a paso. Con Desdentao, Hipo va entendiendo los secretos de los dragones, y los pone en práctica en su entrenamiento, para sorpresa de todos, incluido su padre. Esos secretos los comparte primero con Astrid, la chica de sus sueños, en una hermosa escena donde ambos vuelan juntos montando a Desdentao.Y es aquí donde tenemos que mencionar un paralelismo muy grande entre los dragones, y las mascotas más populares y típicas, como perros, o gatos. El comportamiento de los dragones parece asemejarse mucho al de estos, cosa que se verá aún más en la segunda parte, y podemos extraer una lectura importante y valiosa sobre como debe uno tratar a un animal (es decir, con paciencia, calma, y mucho, mucho cariño) y como debe adiestrarlo y responsabilizarse de él. Creo que es un mensaje que tanto niños como adultos entenderán fácilmente, trasmitido en una forma amena y entretenida: cuida de tus mascotas, sé bueno con ellas y responsable de ellas, y serás recompensado con una amistad inquebrantable y leal. Por eso, al formar Hipo ese vínculo de amor y de respeto mutuo con Desdentao, consigue convencer a su gente de que los dragones no son una amenaza, y en última instancia, ganar la confianza y aprobación de su padre, y salvar a toda su aldea. Por eso es que el dragón significa mucho más: no solo es una bonita alegoría de un perro o un gato, animales que todos conocemos y queremos, y que muchos tienen en sus casas, sino que, además, es el mejor símbolo del potencial de la persona, y de su voluntad, y viceversa. Solo con Desdentao luchando a su lado logra Hipo sacar lo mejor de sí mismo, y ganarse la admiración y respeto de toda la aldea. Y solo bajo la dirección cariñosa y paciente de Hipo logra el dragón volar más alto que nunca, gracias a la prótesis de el joven vinkingo, con un ingenio que nada tiene que envidiar al mismísimo da Vinci, le construyó y le fue adaptando. Al final, las cosas en Isla Mema cambiarán mucho, gracias a la sólida amistad de un chico y su dragón.
Con respecto a la secuela, debo decir que aquí no se ha cumplido para nada aquello que se solía decir de que segundas partes nunca fueron buenas. Esta segunda parte me ha gustado aún más que la primera, sobre todo porque cumple con la función más importante de la segunda parte de una trilogía: hacer crecer la historia y a sus protagonistas, y al mundo que en ella se ha creado. Esto lo cumple con creces, con la misma exquisita sensibilidad, el mismo humor, la misma trepidante acción y la misma cuidada animación y banda sonora de antes. Y no solo eso, sino que se añaden personajes que van a aportar y mucho a la trama, y dosis de drama que hacen madurar y mucho la historia y a sus protagonistas. En esta ocasión, tenemos oportunidad de ver como han cambiado las cosas en Isla Mema gracias a Hipo. Y es que ahora la aldea vikinga se ha convertido en un santuario para los dragones. Donde antes se les perseguía y mataba, ahora estos viven en paz, y con todo lo que necesitan, bajo los cuidados de los vecinos de la aldea. Todo el mundo tiene su dragón, y se ve como han escogido al que más se parece a ellos. De nuevo, los dragones como perfecta mascota, y como reflejo y extensión de sus amos humanos, y de la voluntad de estos. Los chicos de la aldea ya no entrenan para matar dragones, sino que realizan carreras montados a sus lomos, volando a toda velocidad, siendo Astrid la gran campeona. Hipo por su parte prefiere salir a volar por ahí con Desdentao, a explorar el mundo, a descubrir nuevos lugares y nuevas especies de dragones, y realizar nuevas y peligrosas acrobacias. Sin duda, se nos muestra en todo como el muchacho esta creciendo cada vez más. Hipo es cada vez más fuerte y seguro de sí mismo, ya no el chico torpe de antes, que sentía que no encajaba, sino un joven cada vez más preparado para afrontar retos y peligros cada vez más difíciles en la vida. También va avanzando su relación con Astrid, a la que parece que ha logrado conquistar, ¡¡incluso Estoico ya la ve como su futura nuera!! Pero su carácter inseguro le sigue pudiendo a veces, y por lo tanto, no esta muy seguro de si será capaz de ocupar algún día el lugar de su padre como jefe de la aldea, y de ser un buen líder, sabio y fuerte, como lo es Estoico, para toda su gente. Hipo vivirá en esta ocasión un reencuentro importante con su madre, Valka, y también tendrá que hacer frente a un poderoso e implacable enemigo, Drago Puño de Hierro, que llegará para amenazar la seguridad de toda Isla Mema, y sobre todo, de sus ahora queridos dragones.
Si digo que la historia crece en todos los sentidos, es sobre todo porque crece su protagonista. La inclusión de Valka nos deja ver mucho sobre Hipo, y su amor a los dragones, y de como eso le viene de su madre, la cual, al igual que su pareja, Astrid, es presentada como una figura femenina fuerte, y segura en sus convicciones. Igualmente, también gana Estoico con su inclusión, puesto que vemos su lado más tierno y romántico en su reencuentro con su esposa. No solo iba a ser un rudo jefe vikingo, el hombre tiene su corazoncito, que sale más que nunca con su familia. Y eso hace de él un hombre fuerte y duro, sin duda, pero también con mucho sentimiento, aunque no siempre lo exprese. Hipo tiene suerte de contar con estos padres para guiarle en la vida. Gracias a la influencia de los dos, logra hacer frente a la amenaza de Drago, a quien en principio intenta también hacer cambiar de opinión sobre los dragones. Pero su mente esta demasiado cerrada por una mala experiencia que vivió con estos seres, e Hipo comprende, muy a su pesar, que deberá defenderse con la fuerza, ya que no puede razonar. Draco resulta, pues, un villano formidable, que pone a prueba todo el ingenio de Hipo, su valor y su voluntad. Y cuando saca su artillería pesada (secreto que aún no revelo) nuestro joven héroe tendrá que afrontar una tragedia terrible (que tampoco voy a decir por respeto a los que no hayan visto aún la peli) una tragedia que le obligará a crecer aún más y a superar del todo sus inseguridades, y convertirse al fin en un líder para su gente. En esta parte se refuerza mucho más el paralelismo de los dragones como mascotas, y la importancia de su buena dirección y adiestramiento. Porque, como bien dice Valka, el dragón jamás será malo si esta dirigido por un amo que no lo sea (igual que, por ejemplo, uno de esos perros considerados peligrosos nunca será agresivo en manos de un amo cariñoso y responsable, que cuide bien del animal, y no fomente en él un comportamiento agresivo, sino uno social y tranquilo) Y como el dragón es la voluntad del humano, resulta muy bonito de ver como Desdentao también evoluciona, sacando como Hipo todo su potencial, creciendo, y sorprendiéndonos con nuevos poderes. Y también es bonito ver como el vínculo de amor y respeto del joven y su dragón triunfa sobre el modo agresivo de Draco, llevándonos a un nuevo final feliz para esta historia.
En fin, que creo que estamos ante una maravillosa saga de animación, de esas con las que no solo te lo pasas genial viéndola, sino que encima, le puedes sacar un montón de lecturas interesantes, que seguro no solo los mayores verán, sino que también los niños entenderán, a ese nivel inconsciente en el que ellos deben entender los cuentos fantásticos como este, para asimilarlos. Si lo ves bien, esta historia te hablará de nuestro vínculo con la naturaleza y con los animales, de usar el corazón y el ingenio para entender ese vínculo, y como siempre, de como crecer significa cambiar tu punto de vista y enfrentarte a los peligros de la vida. Una saga estupenda, que recomiendo sin lugar a dudas, y cuya tercera y última parte quedaré esperando como agua de mayo. Me imagino que aún tardará algunos años en llegar, pero no importará la espera si el resultado es tan bueno como este. Y aquí lo dejamos por hoy. Nos vemos pronto. ¡¡Besos!!