1- La vuelta al mundo
Ojala hubiera comenzado el año con una vuelta al mundo real. De momento, me tuve que conformar con la que dí durante un par de días en enero en FITUR sin necesidad de billetes de avión. Lo recuerdo con mucho cariño porque fue la primera feria de turismo a la que acudí como blogger, desvirtualicé a un montón de compañeros, decidí que quería conocer Polonia y, sobre todo, comencé a gestar la idea de un gran viaje en solitario. Además tuve la suerte de conocer en persona a un viajero de los grandes, Paco Nadal, que me despertó la curiosidad por descubrir Colombia (todo llegará) y me demostró ser muy cercano.
2- Pintxos y risas en Logroño
Desde luego, algo debe tener Logroño para haber viajado hasta allí dos veces en este 2013 y en ambas ocasiones acompañada por mis mejores amigas. Vinos, pinchos, bodegas, pueblos con encanto y, todo hay que decirlo, un animado ambiente nocturno. Sin embargo, apenas dio tiempo a conocer Logroño y cruzar a la Rioja Alavesa para visitar La Guardia y descubrir el modernista edificio de las bodegas Ysios.
3- Extremadura y mi primera vez
En Abril, tuve la oportunidad de ser invitada, por primera vez, a un blogtrip que me permitió averiguar qué es el ecoturismo y su importancia en un entorno natural precioso como es el Parque Nacional de Monfragüe. Pero además dormí como una reina en el Parador de Guadalupe, aprendí qué es un geoparque en Villuercas y no solo observé a las rapaces sino que también pude tener alguna en mi mano.
4- Polonia: ilusión cumplida
En FITUR descubrí un país en el que sinceramente jamás me había fijado y, desde entonces, tuve la ilusión de conocerlo. Así que como bien reza mi filosofía había que hacer realidad esa ilusión y en abril volé hasta Cracovia para enamorarme perdidamente de la ciudad, tanto que tuve que escribirle una carta de amor. Las minas de sal de Wielizcka y los duros campos de concentración de Auschwitz completaron la ruta. Definitivamente, Polonia se merece volver para explorar el resto del país que está lleno de joyas.
5- La luz de Cádiz
En Abril no hubo descanso y pasé casi en el mismo día de la fría Polonia al cálido sur de España gracias a la gentileza de Torre Tavira. Cádiz fascina por dos cosas: su luz y sus gentes. Las dos fueron una constante a lo largo de toda la ruta: Conil, Vejer, Tarifa, Jerez, El Puerto de Santa María y Cadiz. Delfines, ruinas romanas a pie de playa, atunes, casas encaladas de un impoluto blanco, olas, historia, caballos, toros, vinos y siempre una gastronomía para quitarse el sombrero. Si a eso le unes unos estupendos compañeros de viaje cómo no recordarlo.
6- Volver a Oliva
Si hay una playa a la que vuelvo una y otra vez es Oliva en la Comunidad Valenciana y en el 2013 no se podía romper la tradición. Una gran amiga y un viaje lleno de risas para disfrutar del agua limpia, la arena blanca, las dunas sin hoteles ni edificios, el famoso Oli-ba-ba para bailar en la playa hasta el amanecer… Lo tiene todo por eso sé que regresaré muchas más veces.
7- Tailandia y la felicidad
Llegó septiembre y con él mi primer viaje en solitario que me llevó tres semanas por Tailandia y Myanmar. Un reto que dejó de serlo en cuanto puse un pie en Bangkok para convertirse en puro placer, el de viajar sola, a tu aire, sin prisas, disfrutando de detalles que acompañado se te pasan por alto. Descubrí que la felicidad depende de uno mismo y, a veces, es tan simple como sorprendente sonriendo en silencio.
8- Myanmar, el mejor recuerdo del año
Sin duda alguna, los escasos cinco días que pasé en Myanmar son el mejor recuerdo del 2013. Perderse con la bici entre los miles de templos de Bagan es sencillamente inolvidable, al igual que ver como el sol va iluminando al amanecer la llanura verde salpicada de pagodas y templos. El país recientemente abierto al turismo está cambiando a pasos agigantados y es 100% recomendable. Un destino para volver y conocer en profundidad.
9-Berlín y sus cielos
Octubre me trajo un regalo en forma de blogtrip a Berlín para inaugurar la nueva ruta de Iberia Express de Madrid a la capital alemana. Apenas hubo tiempo más que para degustar un aperitivo de todo lo que ofrece esta gigantesca ciudad: historia, arte, cerveza, modernismo, museos, bicis, vida nocturna… Sólo con eso y con echar un vistazo a sus cielos te puedes hacer una idea de qué ver en Berlín en solo 24 horas.
10-Ruta medieval en Burgos
El mes de Octubre siguió siendo generoso porque me descubrió en un solo fin de semana tres pueblos encantadores de legado medieval escondidos al noreste de Burgos. Frías deslumbra por su imponente silueta, su castillo y sus casas colgantes. Oña no solo guarda un monasterio románico sino también un Jardín Secreto repleto de obras de arte. Y en Poza de la Sal puedes conocer la infancia de Félix Rodríguez de la Fuente paseando por sus callejuelas empedradas o visitar las salinas.
11- Y de repente, Murcia
Con Noviembre llegó un descubrimiento: Murcia. Una ciudad a veces olvidada sin razón pero llena de luz, con un inconfundible acento propio y que me dejó muchos y bonitos recuerdos. Me quedo con el desayuno junto a los naranjos, con el paseo por la ribera del río Segura, con el sabor de la marinera (tapa de ensaladilla rusa sobre una rosquilla y coronada con una anchoa) en la Plaza de las Flores y con el café bajo el amparo de la catedral.
12- Siempre Segovia
No había mejor manera de acabar el año que en la que considero mi tierra: Segovia. Un fin de semana en diciembre en mi diminuto pueblo, resguardándose del frío junto a la chimenea, comiendo un lechazo asado en horno de leña de los que hacen historia y retomando el placer de volver a visitar lugares como las Hoces del Duratón, que me siguen impresionando a pesar de haber estado multitud de veces.