Revista Libros
Las sagas hay que empezarlas en orden, creo que eso lo tenemos todos claro y, sin duda alguna, es lo ideal. Pero, sea por la razón que sea, no siempre cumplimos. Eso me ha ocurrido a mí con Milo Malart, he conocido al inspector creado por Aro Sáinz de la Mata en su tercera entrega y me ha gustado tanto, tantísimo, que las dos novelas anteriores no tardarán en desfilar por aquí. Hoy os hablo de Dócil.
Mi opinión Un lunes a primera hora de la mañana un joven con la ropa empapada de sangre, Lucas Torres, se desvanece a unos metros de una comisaría de los Mossos balbuceando «Todos están muertos». Horas más tarde se encontrará el escenario del crimen, que ofrece un espectáculo dantesco y, mientras el joven permanece sin contar nada, comenzará una investigación bajo la pregunta de si Lucas es una víctima más o, por el contrario, es el asesino. Milo Malart, recién aterrizado de unas vacaciones forzosas por los problemas causados en su último caso, será el encargado de dirigir la investigación.
Ambientada en una Barcelona que aún tiene recientes los atentados de las Ramblas, Dócil sigue un orden cronológico lineal a lo largo de cinco intensos días. Cinco días que no darán respiro a un lector que queda atrapado desde el inquietante prólogo y es que Dócil es una de esas novelas que, una vez comienzas a leer, no puedes parar. Una de esas novelas que nos invitan a buscar el más mínimo hueco para continuar con su lectura y saciar nuestra necesidad de saber qué esconde Lucas Torres y qué ocurrió realmente en aquella casa sembrada de cadáveres.
Dócil es una novela tan intensa como brillante en la que Aro Sáinz de la Mata hace gala de una magnífica tensión narrativa, conduciendo al lector con un ritmo intenso que no precisa de grandes golpes y giros para mantenernos pegados a las páginas y abstraernos de un tiempo lector que avanza sin que nos demos cuenta. A ello contribuye el gran elenco de personajes encabezado por su protagonista, Milo Malart, un policía intuitivo, acosado por sus propios demonios y con una personalidad compleja por la que me sentí atraída desde el primer momento. Frente a él Lucas Torres, el gran enigma de Dócil, y con el que el inspector protagoniza magníficos interrogatorios en los que ambos ponen a prueba la inteligencia y resistencia del otro. Junto a ellos un amplio abanico de secundarios que comparten con los principales su complejidad y solidez.
El pasado que siempre vuelve a cobrar sus cuentas pendientes, la venganza, la soledad, el amor… son los ingredientes de una trama tan compleja como inteligente en la que también hay lugar para la crítica social. Todo ello nos lo sirve el autor con una prosa en la que el lector tiene la impresión de que no hay una sola palabra, ni un solo signo de puntuación, dejado al azar. Una narrativa pulcra y cuidada para una historia que me ha conquistado de principio a fin, como también lo ha hecho Aro Sáinz de la Mata, de quien debo confesar, entonando mis disculpas, ni siquiera había oído hablar. Afortunadamente Dócil ha venido para poner remedio a mi ignorancia.
Como os decía al principio esta es la tercera entrega de una serie que se inició con El verdugo de Gaudí, anteriormente titulada El asesino de La Pedrera. No os desaniméis a leerlo por esta razón porque, aunque hay cosas que no sabemos del inspector Malart, la novela es autoconclusiva por lo que el caso comienza y termina aquí y el único riesgo que corréis es, como me ha ocurrido a mí, el de aumentar vuestra lista de lecturas pendientes porque os aseguro que una vez leáis Dócil solo querréis haceros con las entregas anteriores.
En definitiva, Dócil es una intensa novela negra que no dudo en recomendaros, escrita con maestría y habitada por personajes redondos. La novela perfecta para desconectar del mundo y dejarse arrastrar por la lectura. Una auténtica joya que ni los amantes del género ni cualquier lector con ganas de adentrarse entre las páginas de una gran novela debe perderse.
Ficha técnica