En algún momento de la historia del cine, alguien acuñó la frase de 'Segundas partes nunca fueron buenas'. Estadísticamente, es probable que así sea, aunque la reciente 'Doctor Sueño' y otras películas que veremos a continuación, desmienten absolutamente la máxima.
¿Qué necesitamos para que una película sea buena?
Para quien esto escribe, tres cosas: buen guión, director implicado y actores bien dirigidos. Porque, seamos sinceros, a partir de una cierta cantidad de millones en el presupuesto, los departamentos técnicos y artísticos cumplen a la perfección, aprovechando los magníficos avances tecnológicos en todos los campos.
Si tenemos en cuenta la magnífica trinidad anterior ¿qué impide a una segunda parte ser tan buena, o incluso mejor, que la primera? La respuesta os la podéis imaginar: absolutamente nada.
Con 'Doctor Sueño' el cada vez más artesano, depurado y consciente de su buen hacer, Mike Flanagan, alumbra una película que no sólo supone una gran adaptación de la novela de Stephen King, sino que cumple como secuela de 'El resplandor' (cuya versión doblada al español fue, es y será un atentado) y pieza separada con mucho que decir.
La secuela no se conforma con cumplir, juntar planos y lanzar jump scares de vez en cuando. La de Flanagan tiene verdaderas pretensiones artísticas, que acomete con oficio, para regocijo del espectador.
Buen guión, director implicado y actores bien dirigidos. Salvo vaguería o ganas de sacar pasta a toda costa, tampoco parece tan difícil.
Eso debió de pensar James Cameron en 'Terminator 2' y 'Aliens, el regreso'. Y Coppola en 'El Padrino 2'. Y Denis Villeneuve en 'Blade Runner 2049'. Y los hermanos Russo en 'Capitán América: el soldado de invierno'.
Y Zemeckis en 'Regreso al futuro 2'; Irvin Kershner en 'El Imperio contraataca'; Nicholas Meyer en 'Star Trek 2: la ira de Khan'; Steven Spielberg en 'Indiana Jones y el templo maldito (aunque sea una precuela del Arca)'; J. J. Abrams en 'Star Trek: into Darkness', Tim Burton en 'Batman vuelve'; Christopher Nolan en 'El Caballero Oscuro' y unas cuantas más que, por derecho propio, conviven de tú a tú con sus predecesoras y, en ocasiones, las superan.
En definitiva, la fórmula para que cualquier película funcione, no sabe de segundas, terceras o enésimas entregas.
Puede que pierda parte de frescura en el camino, pero si los cimientos son sólidos y las ampliaciones cuentan con buenos profesionales, si sale una segunda parte que no fue buena… la culpa no la tiene el número.
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