Luisa Estella Morales.- Sin distinción, los venezolanos vivimos días de desconcierto y muchos sentimientos encontrados, desde la tarde del 4 de agosto de 2018 cuando ocurrió el hecho más insólito para nuestra nación. Magnicidio frustrado con dolo eventual, agregaría yo.
¿Qué compromiso político se esconde detrás de la desesperación de los perpetradores materiales o intelectuales de un nivel de violencia política tal?
La violencia como método de lucha ha ido in crescendo, desde la violencia de calle de las denominadas guarimbas hasta la acepción más amplia de violencia política; quedó demostrado que la intención dolosa era infligir sufrimiento, angustia, frustración, lesiones y hasta muerte para causar temor, zozobra, sin utilizar argumento alguno, “si porque si” o “no porque no”, de manera arbitraria e inmoral; y fatal.
Hemos vivido la violencia de un largo periodo de escasez, especulación y manipulación de los productos de primera necesidad, los alimentarios, de higiene, las medicinas y, los últimos días, al comienzo de las vacaciones escolares, el transporte urbano e interurbano.
El modo de actuar, métodos y técnicas de lucha han alejado a grupos ya conocidos de toda política de la no violencia. Han escogido la violencia como método. Sin eufemismos de ninguna especie se han proclamado Violentos con todos los riesgos que presupone, se han declarado enemigos de los venezolanos de manera indiscriminada.
Si los planes de magnicidio hubiesen prosperado, ¿quiénes hubiesen sido víctimas además del Jefe de Estado venezolano, el presidente Nicolás Maduro, los jefes de los órganos del Poder Público, el alto mando militar, embajadores, entre otros?
Hoy nuestra patria estaría enlutada y humillada, también lloraríamos al compatriota periodista, a los funcionarios de protocolo, a los técnicos de sonido y a quienes amablemente servían café o agua a los invitados de la tarima; y a los soldados, a los jóvenes guardias nacionales que inician su carrera.
Dios guardó a Venezuela, por su misericordia y hoy la pregunta obligatoria es ¿cuál es la consecuencia de estos irresponsables actos de violencia? Necesario es pensar en una ejemplarizante acción de gobierno que devuelva a los venezolanos la confianza en que nunca más los violentos traerán sufrimiento ni incertidumbre al pueblo.
Luisa Estella Morales
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