Uno de los últimos festivales que llegan en formato híbrido en este 2020 es DocumentaMadrid, que se pospuso el pasado mes de mayo, su fecha habitual de celebración, y que finalmente se celebra en un formato híbrido, presencial entre el 9 y el 13 de diciembre y online hasta el 20 de diciembre a través de la plataforma Filmin. Nacido en el año 2004, DocumentaMadrid se ha acabado consolidando como una de las citas nacionales importantes en la programación de documentales. La XVII edición del festival ha sido comisariada por Cecilia Barrionuevo, directora artística del Festival Internacional de Cine de Mar de Plata y James Lattimer, programador de la Sección Forum del Festival de Berlín, y tiene la particularidad de que sus tres secciones principales (Internacional, Internacional Fugas y Nacional) no hacen la habitual distinción por duración (cortometrajes y largometrajes) o formatos, sino que ofrece una edición interdisciplinaria, que propone una visión humanista al margen de los géneros cinematográficos. Es una selección heterodoxa que incluye películas que no son estrictamente documentales y muchos ejemplos de cine-ensayo. Y esta reelaboración del perfil del festival parece haber pesado también en las decisiones de los jurados para otorgar sus premios, mucho más cercanos a los trabajos experimentales.
COMPETICIÓN INTERNACIONAL
Mejor Película

Isabel Pagliai Francia, 2020
Premiada en IndieLisboa como Mejor Cortometraje, y presentada en el Festival de Rotterdam, esta producción de 45 minutos tiene como protagonistas a tres jóvenes que hablan del amor. Es una película que se mueve constantemente a través de diversos límites: entre la niñez y la adolescencia, entre la luz y la oscuridad, entre el día y la noche... En mitad de un lago y el crepúsculo que deja pasar otra jornada de juegos veraniegos, Hugo habla con Mia de una relación que mantuvo con Chaïnes. Hay algo de seducción en ese encuentro, mientras el tiempo y el espacio parecen inexistentes. Ellos son los tres principales protagonistas de esta historia, aunque la cámara de Laura Pagliai se detiene también en otros niños que se encuentran junto al lago. Rodada con luz natural, mostrando oscuridad o solo siluetas en algunos momentos, la directora francesa consigue elaborar una especie de irrealidad en su propuesta que resulta tentadora, evanescente. Poco a poco, sin embargo, el interés se va perdiendo, esta construcción sobre el amor adolescente, sobre una cierta mirada etérea de los sentimientos y los juegos de seducción se pierde en frases sin intención, y la propuesta acaba siendo una sucesión de fragmentos que huyen de la narrativa tradicional pero que no encuentra la suya propia. Premio Especial del Jurado
Menciones Especiales


Presentada en la programación del D'A Film Festival, esta película consiguió el Premio Especial del Jurado en Sundance y es una de las propuestas cinematográficas más bellas que hemos visto este año. Cada plano está dotado de una construcción visual intensa y poética. Casi como un Terrence Malick africano, el cineasta ya demostró sus cualidades como creador de hermosas atmósferas visuales en el documental Mother, I am suffocating. This is my last film about you (Lemohang Jeremiah Mosese, 2019) y, por cierto, los títulos de sus películas ya en sí mismos son pura poesía. La película está rodada en 4:3, que se nos antoja como una representación visual de su país, Lesoto, un pequeño reino rodeado por Sudáfrica, una especie de Vaticano en mitad del corazón africano. Como una fábula, un anciano comienza a contar la historia de una mujer que se enfrenta a la muerte de su hijo, mientras a su pequeña aldea llega también la amenaza del "progreso", que pretende desplazar a sus habitantes y sus muertos enterrados, para construir un embalse. "Los muertos entierran a sus muertos", dice la protagonista, espléndido trabajo de la actriz Mary Twala, emocionante y desnudo. Lejos del habitual "amateurismo" del cine que se hace en África, esta historia es pura delicia visual. La película representa a Lesoto en la lista de candidatas al Oscar.
Premio Cineteca Madrid del Público

Ganadora del Premio al Mejor Director en Locarno 2019, esta historia tiene como protagonista a otra mujer con personalidad, que a sus sesenta años está al frente de una pequeña cafetería en medio del desierto del Sahara, junto a una carretera por la que circulan vehículos y camiones de una ciudad a otra. Sus visitantes son casi todos hombres, excepto una mujer motorista que está viajando por el Sur de Europa y que, a los ojos de la anciana, "parece un hombre". Las conversaciones, los pequeños fragmentos de vida que cuentan los que llegan, se van y a veces vuelven, va conformando un perfil de los habitantes del desierto. Y a través de estas conversaciones también vamos conociendo algunos detalles de la vida de la protagonista, pero siempre rodeada de cierto misterio, a veces afirmando que algunas cosas que dice a los viajeros son mentira, es solamente conversación. Es un documental sencillo, de fuego lento pero de mirada honesta, que también ofrece una reflexión sobre el papel de la mujer en la sociedad árabe (cuando unos imanes le hacen preguntas insistentes a la mujer sobre su vida, casi de forma inquisitorial; o cuando ella comenta que no quiere que le den derechos a las mujeres, porque ella se ha ganado sus propios derechos...). La construcción de una gasolinera cerca del pequeño establecimiento amenaza con afectar al sustento de la protagonista. Porque el progreso también llega al desierto. Al final, la protagonista sigue siendo un misterio, como misterioso es el horizonte que se abre en el Sahara.
COMPETICIÓN INTERNACIONAL FUGAS
Mejor Película

Michael Hoffman Canadá, 2019El cine de Michael Hoffman se produce en Film Farm, en Ontario (Canadá), una granja que el director ha convertido en su centro de trabajo audiovisual y que el año pasado cumplió su 25 aniversario. En Vulture, Hoffman desarrolla una contemplativa mirada a los animales de la granja y su interrelación que tiene más sentido desde el punto de vista experimental. Son imágenes escasamente conectadas excepto por el espacio, miradas que muestran una visión aparentemente plácida de la vida en el campo, pero que también se ve amenazada por la industrialización, y por los ojos vigilantes de de los depredadores. Esta pretensión de inquietud está conseguida solo parcialmente, y se relaciona más con el proceso de postproducción (explicado en los créditos finales) que con el desarrollo del cortometraje. Rodado en 16 mm. entre 2016 y 2018, la película fue procesada con pigmentos naturales de plantas y flores, dando una textura que de alguna manera también se conecta con la naturaleza. El resultado es un cortometraje experimental que tiene algo de turbación en su mirada, pero que resulta más interesante en su estética que en su exposición. Premio Especial del Jurado

Menciones Especiales


Cortometraje experimental que ha pasado por festivales como Rotterdam, Visions du Réel o Nueva York. La propuesta pasa por un montaje frenético de imágenes de la ciudad de Hong-Kong, que produce cierto desasosiego, no solo porque a veces son fulgurantes, sino porque muestran una ciudad que parece hostil. Hay torrentes de agua y torrentes de gente. Se vislumbra el caos de urbe repleta de espacios urbanos, de paredes pintadas, de personas aceleradas.... La ciudad es mostrada como un ser vivo imaginario que mira hacia un futuro inimaginable. Siendo imágenes de Hong-Kong, también nos hace pensar en las manifestaciones de los últimos años por una libertad sobre la identidad, que no quiere la opresión de China. Parece que hay un final feliz, pero en realidad es más un espejismo. Hay una urgencia en la imagen, una desconexión con los fragmentos que sin embargo provoca también una desconexión con el espectador.
Premio Cineteca Madrid del Público

En el documental Guerra e pace (Massimo D'Anolfi, Martine Parenti, 2020), que vimos en la programación del IDFA, los directores reflexionaban sobre la representación de la guerra en imágenes. Y mostraban, por ejemplo, una Escuela Militar de Cine en la que los soldados franceses aprendían a fotografiar y grabar la guerra. Con las primeras imágenes de Il n'y aura plus de nuit (No habrá más noche) también comienza una reflexión sobre cómo se representa la guerra, pero en mitad del combate. La directora, a través de la voz en off de la actriz Nathalie Richard, construye una mirada a esa guerra que no se libra en el terreno, sino desde el aire. Resulta sorprendente que la mayor parte de los archivos que se muestran de operaciones militares francesas y norteamericanas, realizadas desde helicópteros, provengan de Youtube o de páginas web como military.com; es decir, están a disposición de todo el mundo. No se trata, por tanto, de operaciones de alto secreto, sino de una cierta propaganda militar.
Lo que hace la directora, a través de declaraciones que surgen de una entrevista con un soldado francés, es interpretar esos videos desde una reflexión sobre la vigilancia y la violencia real, a la que estamos acostumbrados. Presentada en Cinéma du Réel y en el Festival de Documentales de Bilbao. Zinebi, estamos ante un ensayo que resulta terrorífico, más que por lo que se ve, por comprobar hasta qué punto estamos inmunizados frente a la presentación, casi irreal, de una violencia real. En la última parte del documental, la directora habla sobre la capacidad de las cámaras actuales de convertir la noche en día y viceversa, como una manipulación del espacio y del tiempo, como una revelación de que lo que vemos puede o no puede ser real.
DocumentaMadrid se puede ver en Filmin hasta el 20 de diciembre.
