Revista Cine
El Festival Internacional de Documentales de Munich, DOK.fest ha dedicado este año un Homenaje a la directora checa Helena Třeštíková, reconocida cineasta que tiene una amplia trayectoria en el cine documental y cuyo estilo se caracteriza por una estética del encuentro cercano, una mirada recogida a lo largo de muchos años de seguimiento a los protagonistas de sus películas que le permite construir perfiles complejos. Ella lo denomina "time-lapse documentaries", como un encapsulamiento del tiempo en el que sus personajes crecen, maduran, cometen errores, luchan... practican la vida, en definitiva. Su último retrato ha sido Anny (Helena Třeštíková, 2020), que además ha conseguido el Viktor Award al Mejor Documental en la sección DOK.international. Esta última película se estrenó en IDFA 2020, festival que ya le dedicó una Retrospectiva en 2018. Su protagonista es una mujer a la que la directora conoció en 1996, cuando rodaba otro documental dedicado a la ONG Risk-Free Pleasure. A sus 46 años, Anny había comenzado a ejercer la prostitución desde un año antes, y se convirtió en protagonista de un rodaje que se llevó a cabo de forma intermitente hasta 2013, año en el que falleció.
Anny ofrece una visión de las calles de Praga en la noche, acompañando a su protagonista en el interior de bares que parecen de otra época. Al cabo de los años, Anny alternaba la prostitución con un trabajo como limpiadora en unos baños públicos. Este retrato está realizado a base de fragmentos de su vida, pasando del pasado al presente y volviendo al pasado (notamos en el cambio de formato cómo algunas de las imágenes son fragmentos del documental de 1996), componiendo una visión que funciona como un puzzle, y que está principalmente marcada por el personaje, una mujer madura que habla libremente del sexo, de la vida, de sus hijos a los que no ve... Como veremos al comentar sus trabajos anteriores, esta estructura no cronológica supone un cambio en su habitual narrativa, que normalmente acompaña a los personajes desde el pasado hasta el presente de forma progresiva. También hay alguna mirada nostálgica del personaje hacia la etapa comunista de la República Checa, a la que se refiere con cierta nostalgia porque "entonces todos teníamos trabajo". Aunque reconociendo que alguna vez la habían metido en la cárcel por no trabajar, según las leyes establecidas en la Chequia comunista.
Este último documental refleja el estilo característico de la directora, que sigue la pista de sus personajes a lo largo de muchos años, incluso décadas. La producción de sus películas se produce de forma simultánea con diferentes personajes, a los que va grabando de forma intermitente. La retrospectiva que le dedica DOK.fest ofrece otras ocho películas de la trayectoria de la directora, que comenzó a trabajar en los años setenta estableciendo desde el principio las bases de un estilo propio. El cortometraje Miracle (Helena Třeštíková, 1975) fue su película de graduación en la Escuela de Cine FAMU Film and TV Academy, y muestra ya un estilo de observación que acompaña al nacimiento de un niño, enfocándose en las palabras de la joven madre sobre sus sentimientos. Es un cortometraje muy hermoso sobre el afecto maternal que se convierte en una de sus películas más optimistas.
Por entonces, Helena Třeštíková no tenía en mente la idea del estilo "time-lapse", que surgió en los años ochenta, cuando se embarcó en un proyecto que consistía en acompañar a seis matrimonios a lo largo de los año desde el momento de su boda. Fue la génesis de la serie Estudios matrimoniales (Helena Třeštíková, 1987), que incluía el episodio dedicado a Ivana y Václav Strnad, una pareja de estudiantes de arquitectura, que iniciaron su vida juntos en los años del socialismo en Checoslovaquia. El seguimiento que le hizo Helena Třeštíková mostró su predisposición a formar una familia numerosa en una época en la que no era usual tener cinco hijos. Pero esta descripción de los primeros años de matrimonio es también la descripción de un país que se encontraba en un proceso de transformación tras la ocupación soviética en 1969.
La pareja formó parte de la segunda entrega de la serie, titulada Estudios matrimoniales veinte años después (Helena Třeštíková, 2005), en la que se muestra una vida muy diferente a la anterior. Esta segunda parte comienza en 1999, diez años después de la revolución de 1989 que provocó el final de la etapa socialista y el nacimiento de la República Checa. Mientras Ivana ha acabado renunciando a su carrera, más dedicada a la organización de una casa con cinco hijos, Václav ha iniciado un negocio propio que no tiene nada que ver con la arquitectura. Sus vidas han recorrido caminos muy diferentes a las ilusiones que tenían en el anterior mediometraje, ha habido crisis en el matrimonio, y uno de sus hijos ha tomado una actitud de rebeldía que ha acrecentado la sensación estresante de una familia numerosa con problemas para seguir adelante. Ivana y Václav son el reflejo de una vida llena de sorpresas no especialmente positivas, en paralelo a una trayectoria también zozobrante de un país que ha sufrido una transformación intensa.
En 1964 el director británico Michael Apted inició un proyecto que le llevó prácticamente toda su carrera profesional. Seven up! (Michael Apted, 1964) ofrecía entrevistas a un grupo de siete niños que tenían siete años, y aunque la idea original era volver a realizar un documental cuando fueran adultos, el director se sintió tan interesado que comenzó una serie de películas en las que volvería a entrevistar a estos jóvenes cada siete años. Así surgieron 7 plus seven (1970), 21UP (1977), 28Up (1984), 35Up (1991), 42Up (1998), 49Up (2005), 56Up (2012) y 63Up (2019), que fue su última película antes de fallecer el pasado mes de enero. Prácticamente toda una vida grabando a los mismos personajes.
En algunos casos el trabajo de Helena Třeštíková ha sido parecido, especialmente con Honza, el bebé cuyo nacimiento grabó en su cortometraje Miracle (Helena Třeštíková, 1975) y al que volvería a grabar de forma intermitente hasta su edad adulta, que se concretaría en el documental Private Universe (Helena Třeštíková, 2012), que muestra la trayectoria de la familia formada por Petr y Jana y sus tres hijos durante 37 años. Se trata de uno de los mejores documentales "time-lapse" de la directora, que contiene numerosos niveles de exposición. Por un lado, el propio Petr lee ante un micrófono fragmentos de un diario que ha ido escribiendo durante todos esos años; por otro lado asistimos al crecimiento de los hijos, especialmente el primogénito Honza, una especie de alma rebelde que acaba viviendo en el País Vasco con una militante de ETA. Pero al mismo tiempo la directora establece un contexto histórico entre la evolución de la República Checa a lo largo de los años, y en especial a la trayectoria musical y política de la gran estrella de la canción ligera checa Karel Gott. Es un documental que se estructura narrativamente en torno a diferentes capas que encajan a la perfección. Helena Třeštíková ha comentado que siempre ha estado interesada en la "gran Historia y la Pequeña Historia. Ese ha sido mi tema principal: la República Checa y las vidas de personas normales".
El estilo de la directora evolucionó a partir de su película Marcela (Helena Třeštíková, 2006), que es una especie de documental-puente, porque comenzó centrándose en el matrimonio entre Marcela y Jiri pero el fracaso de esta relación acabó enfocando la historia únicamente en la protagonista. De esta forma surgen una serie de documentales que son retratos de personajes, que continuaría con René (Helena Třeštíková, 2008). Esta película es interesante en cuanto establece algunos puntos de fricción entre el personaje y la directora. René es una especie de fuera de la ley, un joven al que la realizadora grabó durante veinte años de los cuales casi todo el tiempo estuvo en prisión. Curiosamente, se trata de un hombre inteligente, que incluso escribe dos libros desde la cárcel, pero que tiene una cierta incapacidad para adaptarse a una vida social más o menos "normalizada". Representa de nuevo la evolución del propio país, beneficiándose de una amnistía que se concedió tras la caída del socialismo.
La directora incluye a lo largo del documental imágenes de las tomas de posesión de los diferentes presidentes que fueron elegidos en la etapa democrática, e incluso se hace referencia al nombramiento de Helena Třeštíková como Ministra de Cultura en 2007, cargo que ocupó solamente durante unas cuantas semanas y del que dimitió después de sufrir presiones políticas para que incluyera en su equipo a determinadas personas. Pero lo más interesante del documental es cómo el protagonista muestra sus dudas sobre la relación que tiene con la directora: "¿Recuerdas lo que te pregunté en el hospital una vez? Te pregunté si me veías solo como un objeto de estudio o si significaba algo más para ti que el simple sujeto de tu película". El final del documental es abrupto debido a que René termina traicionando la confianza de la directora, pero poco después del estreno volvieron a retomar el contacto y de hecho Helena Třeštíková ha seguido grabando a René para una posible continuación.
Este límite entre la relación personal y la profesional es otra parte importante del trabajo de la directora, que confiesa que muchas veces se implica directamente, tratando de ayudar a los protagonistas, especialmente patente en el caso de Katka (Helena Třeštíková, 2010), un retrato fatídico del mundo de las drogas, que de alguna manera se convierte en una mirada más positiva en Mallory (Helena Třeštíková, 2015), cuya protagonista consigue dejar las adicciones, pero solo para encontrar que su vida como desintoxicada requiere una lucha igualmente constante, enfrentada a las relaciones amorosas equivocadas con hombres alcohólicos y violentos, y a la burocracia de los servicios sociales que se convierten en un laberinto de oficinas y funcionarios que revela un sistema escasamente efectivo. Durante 13 años asistimos a las vicisitudes de esta mujer superviviente que a pesar de todo es capaz de encontrar fuerzas para seguir adelante.
Al margen de estas dos vertientes de su trabajo, en torno a las parejas y sus hijos y los retratos personales, la trayectoria de Helena Třeštíková tiene otro nivel interesante, que se refiere a los documentales sobre personajes públicos como es el caso de Události Pavla Stechy (Helena Třeštíková, 2006), sobre el trabajo del fotografo Pavel Stecha, que documentó el período de veinte años de "normalización" de la vida en la República Checa. Pero sobre todo Doomed beauty (Helena Třeštíková, 2016) y Forman vs. Forman (Jakub Hejna, Helena Třeštíková, 2019).
El primero está dedicado a la actriz checa Lída Baarová, que desarrolló una carrera cinematográfica en la UFA alemana en los años treinta, conociendo personalmente a Adolf Hitler, y convirtiéndose en amante de Joseph Goebbels. El documental está basado en una entrevista realizada en 1995 a la actriz durante tres días, en los que repasa una trayectoria que fue singular y sorprendente. Como ella comenta "el contrato que firmé con UFA fue una maldición", porque su relación con Goebbels marcaría buena parte de su vida. Esta "belleza maldita" a la que hace referencia el título se convirtió en una forma de mantener su trabajo, pero también tuvo como consecuencia el bloqueo de sus contratos cuando Hitler decidió que Goebbels, que estaba casado, no debería volver a ver a la actriz. Lída Baarová regresó a Checoslovaquia pero, marcada por su relación con los nazis, tuvo que huir cuando su país fue ocupado por los rusos y se refugió en la Italia de Benito Mussolini, trabajando para películas de Vittorio De Sica y otros realizadores italianos. Helena Třeštíková mezcla imágenes de archivo histórico y de algunas películas de la actriz con la entrevista de 1995, dibujando un perfil quizás no demasiado profundo (solo tenemos la versión de la actriz) pero singularmente cercano.
En Forman vs. Forman (Jakub Hejna, Helena Třeštíková, 2019), los directores utilizan entrevistas de archivo del realizador checo que falleció en 2018. No se trata por tanto de un acercamiento personal, sino de la recopilación de material preexistente que sin embargo consigue explorar algunos de los temas principales en la carrera de Miloš Forman, como su relación con la República Checa o su trabajo en Hollywood, pero sobre todo con una búsqueda constante de la libertad creativa que le llevó a la enfrentarse a la censura en su país pero también a algunos productores internacionales. Es un documental que no consigue esa relación personal que caracteriza a las películas de Helena Třeštíková, pero que sobre todo funciona a través de la admiración personal que ella misma siempre ha tenido por el trabajo del director checo.
Esta retrospectiva dedicada a Helena Třeštíková a través de nueve títulos de su amplia trayectoria ofrece una visión temática a sus diferente acercamientos a diferentes personajes que muestran, sobre todo, un interés especial en la condición humana. "Creo que todos los seres humanos tienen algo interesante que contar". El homenaje en DOK.fest y ahora el premio Viktor al Mejor Documental refuerzan su condición de cineasta notable y de humanista sobresaliente.