Si estas sufriendo por la ruptura de tu relación de pareja, este artículo te puede ayudar a mejorar tu estado de ánimo.
Muchos son los motivos por lo que una relación de pareja, donde todo parecía presagiar de que iba a ser duradera y feliz, de repente se destroza y todos esos proyectos, ilusiones, planes de futuro, momentos de felicidad, etc. etc. caen como una torre de naipes.
Salvo en aquellos casos en que la relación de pareja no funciona porque por ambas partes se acabaron los sentimientos que los mantenían juntos y deciden de mutuo acuerdo y conformidad dejar la relación y la vida en común; en el resto de situaciones de ruptura, siempre, siempre hay dolor y sufrimiento generalmente por las dos partes, o al menos por una de ellas. Los motivos todos sabemos que pueden ser múltiples: desenamoramiento de una de las partes, infidelidad, mal trato físico o psicológico, rutina o monotonía, abandono, aparición de una tercera persona en la relación. etc. etc. Pero los sentimientos de dolor, rabia e impotencia son diferentes según el papel que le haya tocado a cada uno en la ruptura. Uno puede estar sufriendo y lamentando que la otra persona le ha fallado cuando no lo esperaba nunca de ella. Sufriendo y lamentando que toda una vida llena de proyectos y felicidad se haya ido al traste por los errores o actos de la otra persona. Y la otra persona puede estar sufriendo y lamentándose de ser culpable por reconocer que ha roto una bella relación de pareja por unas actitudes o acciones que llevó a cabo, sin medir las consecuencias dañinas que iban a suponer en su vida de pareja. La primera sufre por el engaño y la traición y aunque quiera no puede perdonarle y volver a confiar en la otra persona. Y la segunda sufre por el daño causado, por no poder enmendarlo, por no conseguir ser perdonado y volver a llevar las aguas a su cauce.
Ante situaciones de este tipo no queda otra por ambas partes que aceptar y asumir lo que ha pasado. Aceptar que la realidad es esa. Que no se puede volver atrás. Que los actos son los que son. Que el daño está hecho. Y cada uno debe empezar a planificar la nueva etapa de su vida evitando los anclajes al pasado feliz. Tratando de que ese pasado se mantenga como buen recuerdo de las vivencias de una parte de nuestra vida que ya es historia. Tienen las dos partes que evitar seguir culpándose de ser el causante de la situación o del sufrimiento de la otra persona, o de estar continuamente rebuscando mentalmente en lo ocurrido, buscando respuestas y respuestas, que lo único que se consigue con ese tipo de pensamientos y actitudes es hacerse mucho más daño a si mismo y retardar el comienzo de una nueva vida que le esta esperando cargada de nuevas vivencias y proyectos.
Tanto en la situación de causante como la de victima, se debe evitar refugiarse en la soledad. Hay que salir, llamar amigos, quedar con ellos y distraerse, (evitar hablar del problema), tratar de hacer la vida más social que se pueda, buscar actividades de ocio, deportivas, culturales que nos distraigan la mente. Todo ese tipo de actividades positivas nos ayudan a no ver tan negra la situación y a encontrarnos mejor anímicamente. Empieza YA. No sigas ahí tumbado entre mantas o en el sofá, o dando vueltas por ahí sin saber a donde ir. Y verás los resultados.