Si a vuestros pequeños les pasa igual que al mío, no os asustéis. Son los llamados "dolores de crecimiento". Un incidente que afecta a muchos niños y normalmente ocurren por la noche y algunas veces al final de la tarde. Por lo general, estos aparecen entre los 3 y 5 años, y, más adelante, entre los 8 y los 12 años, periodos durante el cual el crecimiento es muy rápido e intenso.
Las causas y los mecanismos responsables de los dolores de crecimiento todavía se desconocen, pero no se excluye, aunque es sólo una teoría, que dependan del desarrollo de los tejidos de las articulaciones (por ejemplo, la rodilla) que, a través de los tendones y de los ligamentos, regulan los movimientos de los músculos.
Su crecimiento es un proceso totalmente natural, pero también puede afectar a las franjas musculares: las "estira" y provoca el dolor.
Algunas de las cosas que alivian a mi hijo son:
- Masajear la zona dolorida hasta que se pase el dolor
- Aplicar almohadilla eléctrica o paño caliente
- Ayudarle a estirar y doblar la rodilla
- Atención y contacto cariñoso
- Si son muy intensos y repetitivos
- Si necesitamos dar con mucha frecuencia medicación para aliviar el dolor
- Si localizan con la punta de su dedo un punto en concreto y siempre se trata de la misma zona
- Si les provoca cojera
- Si les duele al levantarse
- Si tienen la zona de la piel enrojecida o inflamada
- Si se acompaña de fiebre, febrícula, cansancio, pérdida de peso o sudoración nocturna excesiva
Si no tiene ninguno de estos síntomas, tranquiliza a tu hijo, explícale que está dando un estirón y que mañana será un poquito más alto. Si aun así no consigues calmarle, plantéale un juego y dile: "Imagínate que eres un jugador de futbol y que has metido tantos goles que has tenido que llamar a tu masajista. ¡Pues aquí estoy yo! Y vengo a darte el masaje de los grandes deportistas"
El dolor quizá no desaparezca inmediatamente, pero estoy segura que le habrás hecho sonreír y habréis pasado un ratito más juntos antes de ir a la cama, cosa que nuestros hijos agradecen SIEMPRE.
Fuentes: Steven Dowshen, MD / lucia mi pediatra / imagen done by deer