Revista Conciertos
Un paseo tranquilo por el Parque de Doña Casilda y al lado de la ría hasta el Guggenheim volviendo antes de la siguiente tormenta que nos precipitó hacia el Euskalduna en una mañana-tarde sin apenas tiempo para nada, solo para la música.Domingo 6 de marzo, 13:00 horas: Kiosko Cósima, Conservatorio de Música de Calahorra, Trío con piano: Ana Ausejo (violín), Beatriz Pérez (viola), Camila Bretón (cello), Alfo Fabo (piano): F. Schubert: Adagio y rondó concertante en fa mayor para cuarteto con piano D. 487: Rondó.
Gente joven, estudiantes destacados que se atreven a hacer música juntos con el desparpajo y buen entendimiento fruto de mucho trabajo previo donde tocar en público y templar nervios es una asignatura que superaron sin problema.
Octeto de viento-madera: Nerea Andrés (flauta), Miguel Ibáñez (oboe), Guillermo Arnedo y Ruth Arriazu (clarinete), César Calvo y Josep L. Lloares (fagot), Virginia Montes y Marta Llorente (trompa): F. Schubert: Octeto para vientos D. 72: I. Allegro, II. Andante (arr. R. G. Patterson).
Cuando la música de cámara exige escucharse además de tocar, nos deja momentos como los de este octeto y una lección para no olvidar nunca que estos jóvenes tienen muy claro, así como el necesario apoyo de las familias a las que nunca se recuerda ni agradece su presencia y empuje. No nos quedamos a escuchar el Octeto de trompas por el horario algo apretado aunque teníamos las entradas numeradas para el siguiente. Mi cuerpo necesitaba un café porque el "kiosko" era más frío que las salas, por otra parte con buena temperatura que no influyó en exceso en los instrumentos.
Domingo 6 de marzo, 13:45 horas: Auditorio Odisea, Concierto nº 51, Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias, Rossen Milanov (director): R. Strauss: Una vida de Héroe, poema sinfónico op. 40. Entrada: 10,90 €.
Remate straussiano de "nuestra" OSPA donde cada músico tuvo su propia vida de héroe en este monumental Strauss para despedir la presencia asturiana en Musika-Música, lástima la hora poco agradecida con menos público del esperado, y es que la interpretación resultó muy equilibrada y con momentos de una calidad rayando la excelencia. Nuevamente con la plantilla reforzada que funcionó como si llevasen toda la vida juntos y unos solistas que no decepcionaron en los seis números (incluso el dúo de trompetas fuera de escena), heróicos todos ellos en expresividad y fuerza. Sigue adoleciendo Milanov de precisión en las entradas (yo ya le llamo "batuta flácida"), pero logró dinámicas realmente buenas, sin estridencias, gustándome la amplia madera (excelencia de las flautas en rítmica bien encajada con oboes), todos los "bronces" y por fin la cuerda que a todos nos enamora, hiriente cuando se le pide, aterciopelada, con un Vasiliev rejuvenecido en sus solos. Ritmo frenético desembocando en La retirada del mundo y la plenitud del héroe, percusión contagiosa, trombones empujando y por las exigencias del escenario la colocación de percusión atrás y contrabajos a la izquierda detrás de los violines primeros que no restó luminosidad y puede que incluso favoreciese la sonoridad alcanzada en este Ein Heldenleben que inundó el auditorio en esta Odisea fantástica.
Domingo 6 de marzo, 15:30 horas: Auditorio Odisea, Orquesta del Conservatorio "Juan Crisóstomo de Arriaga", Maite Aurrekoetxea (directora): Obras de R. Wagner y F. Mendelssohn. Entrada gratuita.
Los músicos bilbaínos no se arredraron con las obras elegidas para interpretar en el Auditorio. Tres grandes que sonaron más que dignos: Wagner, "Lohengrin", introducción al acto III, con unos vientos seguros y una percusión "mandando", Mendelssohn con su Sinfonía nº 4 "Italiana" de la que prescindieron del complicadísimo primer movimiento para dejarnos el II y III más que bien, algún desafine puntual de la cuerda que hasta los profesionales deben trabajar, y de nuevo Wagner con el majestuoso preludio de "Los Maestros Cantores de Nüremberg" perfecto colofón de este último concierto en la sala Odisea, realmente tal para una juventud que disfruta con la música y así será toda su vida, independientemente de su dedicación completa o no a esta difícil profesión.
Emocionante contemplar a las familias en el patio de butacas y ver a sus herederos en el escenario grande, verdadero premio a lo estudiado y ensayado, sientiéndose tan importantes como los maestros a los que han estado escuchando este fin de semana y conviviendo con otros estudiantes que han recibido su alternativa en este macroevento. Los locales son habituales del festival y no decepcionaron, con una directora de gesto claro y preciso que lleva a los estudiantes de la mano. Hay cantera de músicos porque el sacrificio tiene estos premios.
Domingo 6 de marzo, 17:00 horas: Sala Schubertiadas, Concierto nº 70, Judith Jáuregui: Obras de Félix Mendelssohn y Fanny Mendelssohn. Entrada: 6,90 €.
Los hermanos Mendelssohn fueron los elegidos por la pianista donostiarra que exigió una iluminación más íntima para ambientar sus obras, comenzando con Albumblatt, op. 117, aplomo y fuerza de pulsación para la ligereza casi chopiniana de esta pieza de salón al igual que la Romanza sin palabras, op. 30 nº 6 (Venetianisches Gondellied), delicadeza y fraseo sentido para estas bellas melodías despojadas de un texto que la música recrea respirando.
La gran desconocida Fanny Mendelssohn a la sombra de su hermano menor nos dejó entre su amplia producción esta impresionante Sonata para piano en sol menor; impresionante la fuerza y decisión de esta sonata que explora todo el registro del universo de las 88 teclas, con una Judith cuidadosa del sonido, pedales apropiados y una musicalidad tan cercana que recreaba aquellas veladas de los románticos elevando el salón a la pequeña sala de conciertos. Y para cerrar de nuevo Félix y sus Variaciones serias en re menor, op. 54, trabajando siempre la melodía aunque se oscurezca en cada reinterpretación, ligereza y pulsación, sonido buscado hasta el detallo en estado de gracia nuestra Judith Jáuregui que sigue su crecimiento interpretativo buscando repertorios que le gustan y hace suyos con total naturalidad. Excelente punto final a nuestra Musika-Música con los hermanos Mendelssohn para descubrir un Félix virtuosístico y poderoso, más la increíble Fanny que seguirá sorprendiéndonos como la pianista donostiarra.
A las 18:05 pusimos el punto y final del "puente romántico 2016" donde Richard Strauss volvió a exigir a todos sus intérpretes, especialmente a las orquestas, y me encantó seguir a los conservatorios, así como a los pianistas. Habrá que esperar la sorpresa del año próximo aunque los tiempos parecen no estar precisamente bien para la música. Esperemos que el sentido común no sea el menos común de los sentidos y se mantenga un festival que representa convertir la capital vizcaína en un referente más allá del turismo músical.
Gente joven, estudiantes destacados que se atreven a hacer música juntos con el desparpajo y buen entendimiento fruto de mucho trabajo previo donde tocar en público y templar nervios es una asignatura que superaron sin problema.
Octeto de viento-madera: Nerea Andrés (flauta), Miguel Ibáñez (oboe), Guillermo Arnedo y Ruth Arriazu (clarinete), César Calvo y Josep L. Lloares (fagot), Virginia Montes y Marta Llorente (trompa): F. Schubert: Octeto para vientos D. 72: I. Allegro, II. Andante (arr. R. G. Patterson).
Cuando la música de cámara exige escucharse además de tocar, nos deja momentos como los de este octeto y una lección para no olvidar nunca que estos jóvenes tienen muy claro, así como el necesario apoyo de las familias a las que nunca se recuerda ni agradece su presencia y empuje. No nos quedamos a escuchar el Octeto de trompas por el horario algo apretado aunque teníamos las entradas numeradas para el siguiente. Mi cuerpo necesitaba un café porque el "kiosko" era más frío que las salas, por otra parte con buena temperatura que no influyó en exceso en los instrumentos.
Domingo 6 de marzo, 13:45 horas: Auditorio Odisea, Concierto nº 51, Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias, Rossen Milanov (director): R. Strauss: Una vida de Héroe, poema sinfónico op. 40. Entrada: 10,90 €.
Remate straussiano de "nuestra" OSPA donde cada músico tuvo su propia vida de héroe en este monumental Strauss para despedir la presencia asturiana en Musika-Música, lástima la hora poco agradecida con menos público del esperado, y es que la interpretación resultó muy equilibrada y con momentos de una calidad rayando la excelencia. Nuevamente con la plantilla reforzada que funcionó como si llevasen toda la vida juntos y unos solistas que no decepcionaron en los seis números (incluso el dúo de trompetas fuera de escena), heróicos todos ellos en expresividad y fuerza. Sigue adoleciendo Milanov de precisión en las entradas (yo ya le llamo "batuta flácida"), pero logró dinámicas realmente buenas, sin estridencias, gustándome la amplia madera (excelencia de las flautas en rítmica bien encajada con oboes), todos los "bronces" y por fin la cuerda que a todos nos enamora, hiriente cuando se le pide, aterciopelada, con un Vasiliev rejuvenecido en sus solos. Ritmo frenético desembocando en La retirada del mundo y la plenitud del héroe, percusión contagiosa, trombones empujando y por las exigencias del escenario la colocación de percusión atrás y contrabajos a la izquierda detrás de los violines primeros que no restó luminosidad y puede que incluso favoreciese la sonoridad alcanzada en este Ein Heldenleben que inundó el auditorio en esta Odisea fantástica.
Domingo 6 de marzo, 15:30 horas: Auditorio Odisea, Orquesta del Conservatorio "Juan Crisóstomo de Arriaga", Maite Aurrekoetxea (directora): Obras de R. Wagner y F. Mendelssohn. Entrada gratuita.
Los músicos bilbaínos no se arredraron con las obras elegidas para interpretar en el Auditorio. Tres grandes que sonaron más que dignos: Wagner, "Lohengrin", introducción al acto III, con unos vientos seguros y una percusión "mandando", Mendelssohn con su Sinfonía nº 4 "Italiana" de la que prescindieron del complicadísimo primer movimiento para dejarnos el II y III más que bien, algún desafine puntual de la cuerda que hasta los profesionales deben trabajar, y de nuevo Wagner con el majestuoso preludio de "Los Maestros Cantores de Nüremberg" perfecto colofón de este último concierto en la sala Odisea, realmente tal para una juventud que disfruta con la música y así será toda su vida, independientemente de su dedicación completa o no a esta difícil profesión.
Emocionante contemplar a las familias en el patio de butacas y ver a sus herederos en el escenario grande, verdadero premio a lo estudiado y ensayado, sientiéndose tan importantes como los maestros a los que han estado escuchando este fin de semana y conviviendo con otros estudiantes que han recibido su alternativa en este macroevento. Los locales son habituales del festival y no decepcionaron, con una directora de gesto claro y preciso que lleva a los estudiantes de la mano. Hay cantera de músicos porque el sacrificio tiene estos premios.
Domingo 6 de marzo, 17:00 horas: Sala Schubertiadas, Concierto nº 70, Judith Jáuregui: Obras de Félix Mendelssohn y Fanny Mendelssohn. Entrada: 6,90 €.
Los hermanos Mendelssohn fueron los elegidos por la pianista donostiarra que exigió una iluminación más íntima para ambientar sus obras, comenzando con Albumblatt, op. 117, aplomo y fuerza de pulsación para la ligereza casi chopiniana de esta pieza de salón al igual que la Romanza sin palabras, op. 30 nº 6 (Venetianisches Gondellied), delicadeza y fraseo sentido para estas bellas melodías despojadas de un texto que la música recrea respirando.
La gran desconocida Fanny Mendelssohn a la sombra de su hermano menor nos dejó entre su amplia producción esta impresionante Sonata para piano en sol menor; impresionante la fuerza y decisión de esta sonata que explora todo el registro del universo de las 88 teclas, con una Judith cuidadosa del sonido, pedales apropiados y una musicalidad tan cercana que recreaba aquellas veladas de los románticos elevando el salón a la pequeña sala de conciertos. Y para cerrar de nuevo Félix y sus Variaciones serias en re menor, op. 54, trabajando siempre la melodía aunque se oscurezca en cada reinterpretación, ligereza y pulsación, sonido buscado hasta el detallo en estado de gracia nuestra Judith Jáuregui que sigue su crecimiento interpretativo buscando repertorios que le gustan y hace suyos con total naturalidad. Excelente punto final a nuestra Musika-Música con los hermanos Mendelssohn para descubrir un Félix virtuosístico y poderoso, más la increíble Fanny que seguirá sorprendiéndonos como la pianista donostiarra.
A las 18:05 pusimos el punto y final del "puente romántico 2016" donde Richard Strauss volvió a exigir a todos sus intérpretes, especialmente a las orquestas, y me encantó seguir a los conservatorios, así como a los pianistas. Habrá que esperar la sorpresa del año próximo aunque los tiempos parecen no estar precisamente bien para la música. Esperemos que el sentido común no sea el menos común de los sentidos y se mantenga un festival que representa convertir la capital vizcaína en un referente más allá del turismo músical.