Ayer, domingo, fue día de "tirada larga". Ese atraganton de kilómetros que nos pegamos los "runner" para adaptar el cuerpo a las distancias largas, y asi tenerlo preparado para enfrentarlo a la competición exigente.. Hacia frío, y corrí abrigado. Primer día de primavera en el calendario, pero el vaho que salía de mi boca , contrastando con el frío, no parecía querer confirmarlo.
En este mundo del "running" hay gustos variados, como en todo. Hay quien detesta la música, acompañando su carrera, porque prefiere oír su propio jadear, el ruido de pasos, lo sonidos de la naturaleza. Yo, depende, pero por lo general corro con auriculares y música. Me acompaña y me ayuda a aliviar el esfuerzo. Me da "marcha".
Corrí por la senda de Viesques hasta la Camocha ( es una de mis preferidas, pues el camino es de tierra y alivia mis pasos y sobre todo mis rodillas). Es un trayecto muy concurrido por colegas de afición, de los que me llama la atención su poca capacidad de comunicación. Me explico. Tengo la costumbre de saludar con un gesto de la cabeza o de la mano, al cruzarme con alguien que hace lo mismo que yo estoy haciendo. Aparte de la cortesía, lo entiendo como un gesto de solidaridad en el esfuerzo. Pero cada vez , me encuentro mas la callada, como respuesta. Y a mayor juventud del corredor, menor empatia encuentro. Me parece raro y contradictorio. Cuando participamos en eventos populares, en que se cuentan por miles los participantes y en causas, muchas veces, solidarias, extraña luego esa actitud mutista y poco cortes en la evitación del saludo. Paradojas, del "running".
Siempre que voy a este sitio, al llegar al castillete de la mina de la Camocha, me azota un pensamiento triste, de nostalgia, por ver los restos renqueantes de lo que en su día fue un centro de actividad laboral, emblemático, en el mundo minero. Antes de girar, para retornar camino, siempre clavo mi mirada en él , que maltrecho y derruido es testigo mudo de aquellos gloriosos años, en los que la realidad o mas bien la leyenda, contaban que las galerias de esa mina llegaban y se metían bajo el mar.
Otro cosa, llamó mi atención. Pese al frío, los "brotes verdes" de los árboles luchan por explotar, iniciando el nuevo ciclo primaveral de vida .. Inevitablemente, pensé en el famoso símil del lenguaje metafórico de nuestros políticos, cuando han hecho mención a esos brotes verdes, para anunciar, ya muchas veces, la salida de la recesión y la crisis económica.
En estas divagaciones andaba yo, en mi cabeza, cuando por los auriculares de mis orejas se coló un noticiario radiofónico. Recordaban que andaban de comicios por Andalucía. Cesó la música, y dio paso al manido discurso de apuestas por el "cambio", los proyectos , palabrerías.
Y en mi cabeza revolotearon juntas, como negras golondrinas, la nostalgia de la mina derruida, los brotes verdes, y los políticos con su eterna letanía. Y, así, al poco, casi sin darme cuenta, ya enfilaba la senda de mi casa, me quite las zapatillas y el sudor que empapaba mi cuerpo, delataba la intensidad de la "tirada".