Navegan los sentidos
por las harapientas tardes de los domingos,
zulo de siestas incompletas,
de amortiguados ruidos,
navegan casi a ciegas tras follar sin ganas
en la amalgama entre el gris ciego y el marengo
debatiendose apenas
manoteando al aire
boqueando los ojos
por las rendijas de los recuerdos
perdidos, desidiosos,
arrastrando los pies, dirigiendose al caos
navegan, sin dirección alguna
escorados sobre sus lágrimas
arriando las palmas de las manos
contra los vientos que levantan tus besos
contra las tormentas acumuladas en tu nuca
escondiendo el sexo a tu recuerdo
y asi...el domingo cae rodando por la tarde
dejando a su paso los cadáveres de tus besosde mis recuerdos
de las veces que te soñé inserto en mi sexo
y mañana ya todo dará igual de nuevo
mientras
otro domingo acechaacercandose insididoso
como lo haría el alquitrán
saliendo por la boca de un bidón volcado.