Otra vez, Editorial El Croto, esa empresa literaria dirigida con mano firme y mente vacilante por el poetastro menor Dalmacio Ganci, nos trae un culmine del sin sentido y la sandez y nos preguntamos sinceramente si este emprendimiento obedece a algún criterio o es una derivación legal del crimen organizado en el que lavar los dineros mal habidos, pues la "novedad" de este mes es literalmente una extrapolación desafortunada de la madre de la Novelística Moderna, la inmensa obra de Cervantes al mundo de la milonga: DON PISOTE DE LA TANDA, firmado por un tal Leopoldo Jacinto Pastrami, nombre desde ya sugeridor de seudónimo, escritor - según la información de la contra tapa - de los libros "El chiste eterno" y "6662" que no hemos podido encontrar en ningún catalogo y son otros dudosos homenajes a Foster Wallace y Bolaño. Pero entremos en esta payasada.
"En un lugar de la Tanda, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un milonguero de los de panza en tirantes, abrazo antiguo, mocasin de cromo flaco y traje brillon. Una olla de algo más papa que puchero, sauvignon las más noches, empanada y choripan los sábados..." Me resisto a seguir.
Basta ver la intención y la tediosa labor de "adaptacion" de este miserable, que nos pinta a don Alfonso Pisano, como uno de esos que frecuentan las milongas y obsesionado con cumplir puntillosamente todos los códigos se vuelve demente y sale a recorrer todos los bailongos para hacer cumplir y corregir con su desviado sentido del tango, los desatinos de los malandras giradores.
"En efecto, rematado ya su juicio, vino a dar en el más extraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo, y fue que le pareció convenible y necesario, así para el aumento de su honra como para el servicio de su república, hacerse milonguero andante."
Sobra la palabra. Plagio puro y duro, aderezado con la palabra milonguero.
Lo acompaña, como no podía ser de otra manera, su fiel amigo El "Chancho Garza" a modo de escudero, un aprovechador que le va sacando los dineros en vino y entradas y le apaña la locura, con la esperanza de algun amorio fugáz - sin abundar en su compleja relacion - los dos armados con la bolsa de los zapatos en los que vegetan pedazos de cromos que el loco ha ido juntando a lo largo de sus desvaríos.
Y como no puede ser de otra manera, el Hidalgo emprende esta descabellada labor por amor a una tal "Sanguchea del Tacaso", objeto de su deseo y motivadora de su cruzada, que lo lleva a alojarse en hostales para milongueros y milongas desvencijadas donde se encuentra con una fauna ridícula de perdedores, figurantes, maestros venidos a menos, alumnos crédulos, estrellas sin ascendente, organizadores inescrupulosos y descompasados abominables que invariablemente terminan apaleando a los dos sangüangos al costado de la ronda. Y entre paliza y paliza Pisano "desface entuertos" destrozando pistas, puestos de comida y vestimentas, ahuyentando a las patadas a los dijey creídos y arremetiendo a bolsazos contra sus enemigos, como cuando destroza el pequeño teatro de marionetas tangueras del maestro Pepe, creyendo estar siempre a merced de malvados encantadores que trastocan su sentido de la pista, lo hacen bailar al revés y le sirven como excusa a su desvarío.
Y si no hay copia, hay "interpretaciones" como el caso de la novela del "curioso impertinente", en la que Pastrami se desvía de la historia de amor e infidelidad inducida original para narrar en cinco paginas la vida de un tipo que no hace otra cosa que molestar a los que bailan preguntándoles "Y ahora que hago?".
O la historia del "Festival de Sanguchitos de Chañar ladeado" donde nombran gobernador al Chancho Garza, que a diferencia del Panza original, que en su original es un excelente organizador, resulta en esta copia pomposa y nauseabunda, un desastre.
La pobreza estilística de Pastrami es tal , que solo se queda en la burla de la primera parte, con Don Pisote metiéndose en la "milonga más grande del mundo" con su "manual del código" y su bolsa de zapatos en ristra a impartir justicia. Y allí termina.
Ni siquiera está la segunda parte, quizá la mas entrañable y rica de "Don Quijote de la Mancha", donde el personaje comienza a comprender su locura y Sancho a Compartirla. Donde el hidalgo es derrotado en duelo por su amigo, el bachiller Sansón Carrasco disfrazado de caballero, que le hace prometer que ya no volverá a salir como caballero andante.
Esa vuelta triste y melancólica a su rutina simple de hombre común y pueblerino. A la muerte, sin pena ni gloria .
Sirva esta critica para volver a la inmensa obra de Cervantes, en el que un Hombre enjuto y viejo y su amigo bonachón y entrañable, pasaban hambre y palizas, sin desmayar pensando en contribuir con su propia locura compartida a un mundo mejor.
Termino, con el párrafo memorable de Cervantes en el que el ingenioso caballero don Quijote de la Mancha,
vencido en duelo por el caballero de la blanca luna, comprende que su sueño y su locura ha terminado:
"Fue luego sobre él, y poniéndole la lanza sobre la visera, le dijo:
-Vencido sois, caballero, y aún muerto, si no confesáis las condiciones de nuestro desafío.
Don Quijote, molido y aturdido, sin alzarse la visera, como si hablara dentro de una tumba, con voz debilitada y enferma, dijo:
-Dulcinea del Toboso es la más hermosa mujer del mundo, y yo el más desdichado caballero de la tierra, y no es bien que mi flaqueza defraude esta verdad. Aprieta, caballero, la lanza, y quítame la vida, pues me has quitado la honra (cap 64 de la Segunda Parte)"
Cuatrocientos años han pasado desde aquello. Veinte desde la ultima vez que lo lei.
Y todavía me sigue emocionando.