Revista Espiritualidad

Don segismundo

Por Juanantoniogonzalez

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Don Segismundo García Retuerto nació en el año cuarenta. El día y el mes que lo hizo poco importa. Lo lamento por aquellos que gustan de los horóscopos, pero no quisiera que se creara una imagen falsa de él, porque somos muy dados a prejuzgar a los que nos rodean tomando como base científica lo que se dice en ese espacio esotérico que aparece en los periódicos y en las revistas del corazón. Por cierto, curiosa conexión que se produce entre la información llamada seria y la calificada frívola (ahí lo dejo para vuestra opinión).

Continuamos.

Segismundo (lo tuteamos ya) era un tipo normal. Normal en su físico. Normal en su carácter. Normal en su trabajo. Normal en su vida diaria. El origen de su familia: muy normal. Tan normal era todo, que lo único que se salía de lo normal era su nombre (al menos, eso es lo que él mismo decía).

Pero desde hace dos días, Segismundo Retuerto (como todos lo llamaban, porque lo de García era muy normal) ya no se encuentra entre nosotros. La causa de su muerte: la edad. Algo normal, según el médico que certificó su defunción. Y el entierro, como pueden imaginar a estas alturas, de lo más normal. No le faltó sus dos coronas de flores y una caja de pino, porque de caoba o roble, se hubiera salido de lo normal.

El próximo lunes, en la iglesia mayor, se celebrará una misa por su alma, como es normal. Y en ese encuentro estarán presentes todos sus amigos, como debe ser lo normal. Y bien sabemos que una vez muerto, lo normal es que todos hablen bien de él, aunque me da a mí que esto va dejando de ser tan normal.

Y ahora me pregunto: qué es normal en este mundo.


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