Si algo me enamoró del personaje que interpreta Anna Torv en estos momentos es que es una agente del FBI hecha y derecha. Y sí, eso implica que su prioridad sea su trabajo. Aunque sea una mujer. Porque parece que la opinión general pide a gritos que las protagonistas de las series, y más si son heroínas de acción, antes que cualquier otra cosa deban ser: bonitas. (Oh, cuánto hemos retrocedido desde Ripley). Y lucir sexy. Y mostrar su fragilidad y sentimientos. Y poner el corazón delante. Creo que Broyles ya la hubiera despedido.
Si me peino, se me escapan.
De hecho, revisionando el piloto de Fringe encontramos que Broyles ofrece mucha resistencia a Olivia y la llama honey y le habla de forma condescendiente. Y luego viene Peter Bishop y la llama sweetheart y la minimiza cariñosamente. Y esta es la primera prueba que atraviesa su personaje. Al inicio de la serie es una mujer enamorada, que recientemente ha intercambiado te amos con su pareja y que al tener esta relación desafía las reglas. Y claro, esto también es usado para descalificarla. Así funciona.Pero si algo ha tenido claro desde el principio Fringe, a pesar de que la primera vez que vemos a Olivia es semidesnuda en una cama con su novio, es que esta agente no está aquí para ser objeto de deseo de nadie. Sus emociones la guían en su trabajo, así se lo hace saber a su jefe, pero jamás la dominan. Se viste como la situación lo requiera y cuando se despeina empuña su arma como primera opción. Y cena cereales sin leche, acompañados con un buen vaso de whisky. ¿Es esto un problema? Tal vez para muchos lo es y por ello no consiguen empatizar con este gran personaje.(Y tal vez por eso todos corrieron a enamorarse de su versión alternativa y sexy la zorra esa porque era más femenina, alegre y divertida. Y de chistes flojos sin gracia.)Olivia Dunham es una mujer cuya vida personal se encuentra a la sombra de su vida laboral, que teme entregar sus sentimientos y dejar que los demás los usen en su contra, que es reprimida, silenciosa, misteriosa, como tantos y tantos hombres en la ficción (y la vida real). ¿Es esto tan malo? Imaginen que es un chico y tal vez pongan las cosas en perspectiva. Amé de Brown Betty, el episodio musical de Fringe con tintes de novela negra, que no convirtieron a Olivia Dunham en una damisela en apuros sino en un Philip Marlowe en femenino. Porque sí, la feminidad no va solamente en las faldas, ni en las chaquetas entalladas, ni en el corte de pelo, ni en los labiales. Y esta reflexión la hago con Olivia, pero bien podría hacerla con Teresa Colvin de The Chicago Code, por ejemplo. Ya hay quienes acusan a Jennifer Beals de ir siempre vestida de la misma forma, con enteros y camisas de hombre. ¿Acaso los policías y detectives hombres de las series van vestidos de forma distinta? ¿Por qué se iban a vestir diferente Jane de Rizzoli & Isles, Jackie de Blue Bloods y Debra de Dexter? ¿Por qué se iban a arreglar más? ¿Es más importante que sean bonitas?Ya lo vengo leyendo también sobre la detective Sarah Linden de The Killing. Que es fea y desaliñada. Pregunto de nuevo ¿Es que tiene que ser bonita? Es una pregunta legítima, lo juro.
Y sin embargo todas me parecen tan bellas, pero ya dije que no me extendería en eso…¿Y tú qué piensas? Déjame un comentario en el blog.