De personas felices
Creo que todos podemos estar de acuerdo en que la búsqueda de la felicidad es una de las tareas irrenunciables del ser humano. Aún sabiendo que cada individuo tiene su propio concepto de "ser feliz" el cual puede tener connotaciones tan variadas como personas lo definan. Debe ser por esto que me resulta estimulante cualquier estudio que ponga encima de la mesa algunos determinantes de la felicidad.
Ya comenté en otra entrada la posibilidad de considerar la felicidad como un fenómeno colectivo, tal y como lo presentan J. Fowler (Universidad de California) y N. A. Christakis (Universidad de Harvard) en un fascinante estudio en el que estimaron a través del seguimiento de la cohorte del Framingham Heart Study, que si una persona es feliz, su amigo cercano (que viviera en un radio aproximado de 1,6 km) tendría un 25% más de probabilidades también de serlo. Pero además, que si la pareja con quien convives es feliz, te aumenta un 8% la probabilidad de ser feliz tu mismo. Este valor también se ha calculado en un 34% cuando el feliz "contagioso" es su vecino de al lado y se dispara al 63% cuando existen amigos en distancias inferiores al 1,6 km (una milla). Todas estas relaciones señalan la importancia de la proximidad física y que la propagación de la felicidad podría depender más del contacto social frecuente que de otras conexiones sociales. En pocas palabras podríamos decir que es la constatación de que existe una especie de genética, "genética cultural" que explica la transmisión de estilos de vida.
Otro estudio recientemente (2015) publicado en BioMed Central Public Health, prácticamente, nos recuerda que hace falta "movernos" hacia la felicidad: Don't worry, be happy: cross-sectional associations between physical activity and happiness in 15 European countries. La felicidad es un ejemplo de una construcción positiva de la salud mental que puede ser promovida por la actividad física y podría aumentar la resistencia a las perturbaciones emocionales. Este estudio se deriva del uso de un gran conjunto de datos multi-país (Eurobarometro 2002 nº 58.2) para evaluar la asociación de felicidad con el volumen de la actividad física y su especificidad a la intensidad y/o dominio de actividad. En este estudio se ha encontrado una asociación dosis-respuesta positiva entre el volumen de la actividad física y la felicidad que alcanzó su máximo para los muy activos (52%) e incluso se encontraron pequeñas asociaciones para caminar (2%) o para la práctica de una actividad física de intensidad vigorosa (3%). Lo dicho, podemos literalmente "correr hacia la felicidad".
De países que ganan o pierden su felicidad
Utilización las mediciones de felicidad puede ser una buena estrategia para orientar la formulación de políticas y para evaluar el bienestar general en cada sociedad. Según este informe, seis son las variables que, principalmente, explican las tres cuartas partes de la variación en las puntuaciones medias sobre la felicidad de un país: el producto interior bruto per cápita, la esperanza de vida saludable, el respaldo social, la libertad personal para tomar decisiones vitales, la ausencia de corrupción y la generosidad.Si bien las diferencias en el apoyo social, los ingresos y la esperanza de vida saludable son los tres factores más importantes.
Como señala el informe, la felicidad es importante no sólo por sí misma, sino porque garantiza una mayor esperanza de vida, nos permite ser más productivos, tener sueldos más altos y ser mejores ciudadanos. Y ¿qué países ocupan el "top ten" de la felicidad?
¿Dónde se encuentra España?
Y ¿quienes son los peor situados?
El documento de Naciones Unidas analiza la oscilación de los niveles de felicidad en el tiempo y advierte de que 33 países son menos felices hoy que hace cinco años. España (7º por la cola) junto Grecia e Italia y algunas regiones de África y Oriente Medio ocupan los primeros puestos en merma de felicidad. Otra vez los denostados PIGs de la Unión Europea son los alumnos más desaventajados. Pero esta "melancolía" no se ha generado por casualidad, sino que es reflejo de una crisis nada casual, que manifiesta dónde se ha perdido libertad para tomar decisiones en sus vidas y tal como vamos enterándonos, refleja los atropellos y el aumento los niveles de corrupción política y de los negocios, dónde la tasa de apoyo social y generosidad ha descendido. Muchos dirigentes han puesto demasiado empeño en borrarnos la sonrisa, pensando en la impunidad del sistema y la credulidad de la población, así que en un año electoral como el que nos espera, cabe esperar propuestas estratégicas que devuelvan la felicidad y la sonrisa a los ciudadanos y a nuestro país.