Cada vez es más necesario donar sangre, y esa donación se debe teñir de color solidario. Pero existen ciertos recelos entre los que somos a la vez deportistas y donantes de sangre, y no podemos evitar el hacernos algunas preguntas: ¿Cuánto tiempo necesitamos para recuperarnos y competir después de una donación? ¿Cómo afecta a nuestro rendimiento?
Si verdaderamente estamos sensibilizados con esta gran labor social, ya posiblemente hayamos averiguado las respuestas, pero si no podemos desenchufarnos del deporte, y queremos iniciar acciones colaborativas como donar sangre, te explicamos brevemente las consecuencias que de ello se derivan. Debemos saber que donar sangre es un elemento vital para los bancos de sangre y la medicina transfusional, y particularmente la sangre del deportista porque está muy bien valorada por su concentración de hemoglobina (mayor transporte de oxígeno), plaquetaria y de otros elementos inmunológicos.
Partiremos diciendo que se recomienda donar sangre cada dos meses como mínimo y un máximo de cuatro veces al año en hombres y tres en mujeres. Hay otros factores que influyen en las recomendaciones como la edad, el peso y otras imprescindibles que debemos conocer.
Empezando con los problemas, está científicamente aceptado que el transporte de oxígeno es el principal factor limitante del VO2máx (consumo máximo de oxígeno o capacidad aeróbica) en personas sanas durante el ejercicio, de tal manera que al donar se producirían cambios agudos en el volumen sanguíneo y la concentración de hemoglobina que afectarían a este consumo máximo de oxígeno. Es decir, se reduce el transporte de oxígeno hacia el músculo por el descenso en la concentración de hemoglobina debido a la pérdida transitoria de sangre después de la extracción.
Otra consecuencia se debe a la concentración de hierro sanguínea, que también es un importante indicador del rendimiento aeróbico y la recuperación de células rojas sanguíneas tras la extracción, pues es un elemento esencial en la producción oxidativa de energía. En este aspecto, tras una donación de sangre estándar, la concentración de ferritina desciende y se mantiene en ese estado de déficit hasta transcurridos 90 días.
Resultado de las consecuencias apuntadas en nuestro rendimiento deportivo serían, un descenso significativo (7-15%) del tiempo hasta el agotamiento, por lo que la fatiga aparecería antes. Descenso del VO2máx atribuido a los efectos de la donación sobre el volumen sanguíneo, el contenido total y la concentración de hemoglobina. La reducción del volumen sanguíneo es similar a la que se produce por deshidratación durante el ejercicio prolongado en un ambiente caluroso.
Así mismo, la donación de sangre puede disminuir el flujo sanguíneo de la piel, afectando a la disipación de calor durante el ejercicio. Es decir, la función termorreguladora del cuerpo es peor, obteniéndose un aumento del almacenamiento de calor y teniendo consecuencias potenciales en la reducción del rendimiento, tanto aeróbico como anaeróbico.
Pero como todas estas consecuencias no van a evitar que anulemos nuestra idea colaborativa, debemos estudiar los tiempos de recuperación post-donación para programar correctamente nuestros retos deportivos donde tenemos que dar el todo.
Obviando los datos científicos de recuperación los glóbulos rojos perdidos, del volumen plasmático perdido y del descenso de los niveles de hemoglobina, la recuperación del rendimiento aeróbico se sitúa en un rango que varía entre 3 y 28 días tras la extracción de sangre, aunque los últimos estudios en relación a una donación estándar realizada por sujetos físicamente activos, indican más concretamente un tiempo de 14 días, independientemente del volumen y concentración de las variables sanguíneas.
No es recomendable competir a alta intensidad durante unos días-semanas después de una donación, dependiendo de las condiciones personales individuales.
Al margen de duros programas de entrenamiento, está meridianamente claro que sí se puede entrenar de forma habitual desde el día siguiente de la donación (24 horas).