"Hola, soy tu hijo". Parece surrealista, pero cada vez es más real. En Estados Unidos hay una organización sin fines de lucro, que ayuda a conectar a los niños concebidos por fecundación in vitro con sus padres biológicos, donantes anónimos de esperma. Esto solía ser una tarea difícil, ya que las clínicas de fecundación in vitro eran reacias a divulgar información confidencial sobre sus donantes y estos eran aún más reacios a cumplir con sus retoños.
Sin embargo, internet está cambiando todo esto. Con la creciente popularidad de las líneas de descendencia, las pruebas genéticas ha hecho el anonimato del donante casi imposible. Aunque suene raro, y sólo el 2% de la población ponga su perfil de ADN a disposición del público, casi todo el mundo se puede identificar. "El anonimato de los donantes se ha convertido en una idea obsoleta", escribe Wendy Kramer, la Directora de Sibling Registry, que facilita el contacto entre padres e hijos.