Aquí no hay distinción entre poder central y autonómico, o sea entre peperos y psoecialistas, que para variar siguen con su pinza, también en esto. Tanto unos como otros, se han prestado para que edificios públicos sirvan de soporte publicitario de las campañas. En la facha-da (perdón, se me ha escapado un guión) de la Consejería de Educación se han colgado carteles con lemas en favor de estas Jornadas religiosas. Lo mismo ocurre en la del Instituto de la Juventud, el INJUVE –organismo dependiente del Ministerio de Sanidad—, donde se han colgado pancartas promocionales de estas Jornadas.
Una vergüenza más, inconcebible en un país que dice ser aconfesional, que todo, prácticamente todo, se ponga al servicio de una religión. Ya veremos también dentro de poco, a los responsables de los tres poderes del Estado, con su monarca al frente, arrodillarse y someterse a la figura de Benito XVI.
No tienen coraje, si lo tuvieran serían más sinceros. Desde aquí les propongo que cambien la Carga Magna, esa que hacen intocable para proteger una ley electoral injusta, entre otras menudencias. Y les sugeriría que cambiaran el punto 3, del artículo 16 y donde dice: Ninguna confesión tendrá carácter estatal cambiaran esta frase por: El Estado Español es Católico Apostólico y Romano y rinde culto a esta religión, la única verdadera y patatero, y tal y tal…
En la práctica no cambiaría nada, pero al menos sería un signo de sinceridad y valentía, y no se pasarían todo el día diciendo que éste Estado es aconfesional.
El laicismo, hoy por hoy, está lejos y es un deseo, no una realidad, que habrá que conseguir con sudor y lágrimas. Es curioso ver que mientras en la mayoría de los países de nuestro entorno, la religión ha quedado limitada a una cuestión íntima y personal, como debe ser, aquí, ocurre lo contrario. Hoy, la religión católica cuenta con más medios que nunca, a pesar de que sólo el 27% de los españoles se considera católico practicante, y nuestra queridas autoridades políticas no hacen sino rendir pleitesía a las religiosas, en cuanto surge la ocasión. Mientras, las autoridades religiosas se enfrentan con leyes que lo único que hacen es ampliar derechos a los ciudadanos con la excusa de unos preceptos sectarios y retrógrados, en definitiva injiriendo en la política y queriendo volver a tener el poder de antaño, aunque de seguir así nuestros responsables políticos, no digo yo que no lo consigan.
Salud y República