Revista Sociedad

¿Dónde está el verdadero enemigo?

Publicado el 19 octubre 2011 por Rosabaez @LaPolillaCubana

Por Patricia Barba Ávila

El nacionalismo a ultranza: ¿un obstáculo para la lucha
por la erradicación del capitalismo neoliberal?

 

¿Dónde está el verdadero enemigo?
En este mes en el que se conmemora el descubrimiento de América por Cristóbal Colón (hecho que, por cierto, ha sido refutado por varios estudiosos de la historia), se acentúan los sentimientos nacionalistas tanto de sectores indígenas como de aquellos que se identifican y solidarizan –con justa razón- con los descendientes de los pueblos originarios, en un entorno en el que no sólo se ha globalizado la codicia inacabable del cartel financiero internacional, sino las acciones de varios movimientos anti-neoliberalismo que han emergido en alrededor de 1,000 ciudades del mundo.

 Esto nos enfrenta a una situación muy peculiar si nos remontamos a la llegada de Colón (o el navegante que haya sido) a América y las posteriores guerras de conquista encabezadas por Cortés y otros españoles, pues ciertamente se cometió una gran cantidad de injusticias contra los pueblos originarios tanto de los territorios conocidos hoy como Estados Unidos, como de México, Centroamérica, el Caribe y Suramérica. Y todo esto nos conduce a una reflexión obligada: ¿dónde ha estado y sigue estando el verdadero enemigo de las grandes mayorías en el mundo? Porque, ciertamente, tanto en Roma, Grecia, España, Inglaterra, como en México, Cuba, Chile, etc., se ha registrado una constante e histórica explotación de los muchos por los pocos… desde los Aztecas o Incas, hasta los emperadores romanos o cualquier jerarquía de poder en otros imperios del pasado. En contraparte, si nos enfocamos a dos movimientos -los Indignados y Ocupa Wall Street- que han acaparado la atención mundial desde todos los ámbitos, veremos que lo mismo en la España de hoy como en el México de hoy o en los E.U. de hoy, los pueblos sufren la explotación e impunidad derivadas de la inmensa codicia de las élites en el poder… la misma codicia que caracterizó a las jerarquías del pasado.

 Lo anterior nos lleva a otra reflexión –incómoda, sí, pero necesaria-, que se refiere a la desunión que los conquistadores españoles encontraron en los pueblos que sometieron, por ejemplo, en México, debida a la explotación que el Imperio Azteca ejercía sobre sus vecinos… misma explotación que se repetía en la España de los Reyes Católicos contra un pueblo hambriento y marginado, con la ayuda del catolicismo vaticano… de hecho, podríamos decir que muchos de los presos sacados de las cárceles para acompañar a Colón a su viaje al Nuevo Mundo, fueron producto de esa política de abuso por parte de la monarquía hacia las grandes mayorías españolas de entonces.

 Todo esto lo traigo a colación porque, es mi percepción, basada en estos hechos históricos, que el enemigo de los pueblos no está en el seno de otros pueblos igualmente explotados, sino en un sistema capitalista -de ayer y de hoy, con sus matices- que se ha implantado como consecuencia del hambre de dinero/poder de los codiciosos del ayer y del hoy, en contraparte a la idea de que la nación española o norteamericana es enemiga de la nación mexicana (entendiendo como “nación” al conjunto de seres humanos que habitan un territorio). Esto viene a reforzarse si analizamos cuidadosamente las demandas del Movimiento 15M, o del “Occupy Wall Street”, o las de los Indignados de México, o de Chile: son exactamente las mismas.

 Estoy convencida de que el expresar enojo hacia otros pueblos o separarse de sus luchas, en lugar de reforzarlas y asumirlas como propias, sólo favorece la intención de ese 1% que depreda y explota al 99% restante, de desviar nuestra atención de los verdaderos responsables de la actual tragedia mundial.

 Lo anterior vendría también a abonar a la idea de que el nacionalismo a ultranza se contrapondría a la globalización de una empatía y una identidad de aspiraciones que enlazan y fortalecen las luchas de los distintos pueblos del mundo por la erradicación del capitalismo voraz que amenaza con destruirnos y, con nosotros, al resto de los seres vivos de este hermoso planeta.

 ”Mi patria es el mundo y mi religión es buscar el bien para todos”.


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