Revista Cultura y Ocio

¿Dónde está la cultura en SPS?

Publicado el 12 abril 2013 por Grodriguez
¿Dónde está la cultura en SPS? "La gran ciudad", como dijo alguien por ahí.
El texto que sigue lo escribí para una columna de diario Tiempo, una columna que decidí abandonar casi antes de publicar el primero de los artículos, a pesar de que los editores del diario no la olvidaron, como acabo de comprobar al descubrir en su web éste en el que hablo un poco sobre la cultura en San Pedro Sula:

Tradicionalmente, Tegucigalpa ha sido la ciudad hondureña con más actividad cultural en Honduras. El hecho de ser la capital le permite concentrar, además de la burocracia, algunas instituciones que son, generalmente, las que propician los espacios y “albergan” la cultura. San Pedro Sula, punto de encuentro de inmigrantes en busca de empleo, se ha dedicado más a trabajar, según el viejo cliché en el que también caben la Tegucigalpa “pensante” y La Ceiba “pijinera”. Ni la verdad es tan así ni todo es siempre igual, por supuesto. En cualquier punto geográfico el trabajo, el intelecto y la fiesta resultan ser aspectos que conforman, en mayor o menor grado, algo de la identidad individual o colectiva de sus habitantes, y cultura puede encontrarse tanto en los espacios urbanos como en los rurales. De cualquier manera, es válido asegurar lo que dije al principio: la actividad cultural capitalina ha sido y continúa siendo la más ferviente del país. Sin embargo, al intentar pensar en la San Pedro Sula de antes del Golpe de Estado de 2009, la memoria me trae las imágenes del cine en la calle, de festivales de teatro, conciertos, conferencias, presentaciones de libros, lecturas de poesía y narrativa, exposiciones de pintura y muchas otras manifestaciones artísticas que no requieren, necesariamente, un local específico para realizarse. La ciudad se había convertido en esos años previos al Golpe de Estado en un sitio de confluencia de la cultura de todo el país. Ahí estaban el Museo de Antropología e Historia, el Centro Cultural Sampedrano, la Alianza Francesa, la UNAH-VS o el Centro Cultural Infantil, entre otras instituciones, pero también las calles, las plazas, los parques y cualquier otro espacio improvisado, para mostrarle al pueblo que el desarrollo no había que esperarlo sólo en la economía o en la infraestructura sino también en la cultura y en la promoción de la cultura, y que la base de ese desarrollo no residía necesariamente en la voluntad o en la disposición de los gobernantes locales sino también en la voluntad y el espíritu de los artistas y los promotores culturales. Flotaba en el ambiente la sensación de que al menos en el ámbito cultural la ciudad estaba creciendo. Más de tres años después y el panorama, en el plano cultural, es otro. La economía sigue igual o ha empeorado. La delincuencia en las calles sigue igual o ha empeorado. La política sigue igual, y esa ya no puede ser peor. Pero las actividades culturales han disminuido considerablemente en San Pedro Sula. ¿Significa esto que está desapareciendo la cultura de la ciudad? ¿Que los artistas han emigrado o se dedican ahora a otras cosas? No lo creo. La cultura, pese a todo, no desaparece. Si acaso, se mantiene en silencio mientras cambia sus formas, esperando el momento propicio para su revelación. Los artistas, los verdaderos artistas, no siguen las pautas sociales, pero observan, atentos, el devenir del mundo. Hay que esperar, entonces, que estos artistas y sus obras “se revelen”, y eso sucederá cuando tenga que suceder, no por la fuerza de arrastre de alguna corriente que involucra a muchos sino tan sólo porque les ha llegado su hora, su momento específico en la historia. Cuando eso ocurra, cuando se produzca de nuevo la coincidencia de todos esos momentos específicos, quizá podamos empezar a hablar, otra vez, de una eclosión cultural en San Pedro Sula.  Compartir Votar esta anotación en Bitácoras.com

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