"La historia, dice Cervántes, es como cosa sagrada , porque ha de ser verdadera; y donde está la verdad, está Dios en cuanto á verdad; pero no obstante esto, hay algunos que así componen y arrojan libros de sí, como si fuesen buñuelos."
Apostaría yo todos mis derechos individuales á que don Emilio Castelar opina tan altamente de la historia, como el mismo Cervántes.
Y no le cayó en saco roto el dicho a don Iñigo López de Mendoza, ni tampoco al citado Cervantes, puesto que pone en boca de uno de los personajes del Perseus las palabras siguientes: "Porque si va a decir verdad, que al fin es hija de Dios, quiero que sepa el señor Alcalde que nosotros no somos cautivos; sino estudiantes de Salamanca."
Y como estos refranes, por muchas vueltas que les dé el gran Guillermo, emperador, rey y sumo pontífice de los viejos católicos, acá en tierra de cristianos han sido, son y serán verdades de Pero Grullo; cuando la herejía moderna, la licencia moderna, y la civilización moderna, y los adelantos de la artillería moderna piden cotufas en el golfo, el paciente; el bondadoso Pio IX; abriendo los brazos y mirando al cielo, contesta ingenuamente: Non fossumus.