Venezuela o el cuento de nunca acabar. No hay ninguna duda que este país es espectacular y que hay muchísima gente buena con la que podemos y debemos salir adelante, pero estamos probablemente en la situación más adversa de los últimos 50 años de historia.
Gobierno y oposición se culpan de la situación país, coincido en sus culpas pero definitivamente el gobierno tiene bastante más tela que cortar porque tienen reuniendo el poder casi en su totalidad en los últimos 10 años. El gobierno ha instaurado el abuso y el odio como político de estado, es decir crear un cuento donde quien les opone son los malos y a ellos hay que hacerles la vida imposible mientras el país se cae a pedazos.
Los buenos de este país o se fueron o se inhibieron o tal vez lo peor, tienen miedo. El abuso es la línea de gobierno y por ello muchos prefieren callar y otros abandonar el barco. La economía se mantiene porque el petróleo así lo permite, pero el resto de la economía desapareció y lo más grave es que le debemos casi todo el país a los chinos. Polar es probablemente la única empresa venezolana que sigue trabajando a full capacidad, a pesar de todos los ataques que recibe, el resto de las compañías – nacionalizadas o privadas – se encuentran en tres y dos.
La foto de Venezuela es deprimente. La mayoría de las empresas que ubicaron en Venezuela sus operaciones para Latinoamérica se fueron, las empresas que pensaron en entrar han decidido posponerlo esperando a ver que pasa. Hace años cuando para comprar un producto habían cuatro o cinco opciones que en su mayoría se producían en el país, hoy en día consigues dos si acaso y por lo general todo importado.
Nos sabemos el cuento de la inflación, del tipo de cambio y que Venezuela formalizó su economía a la de puerto donde las comisiones han hecho ricos a familiares y amigos.
Tenemos familiares y amigos millonarios pero no tenemos país. Si usted sale en las principales ciudades debe tratar de evitar la oscuridad y las álgidas horas entre 12 y 6 de la mañana donde puede ser secuestrado con normalidad
En Miami llaman a Caracas la mina, y claro, haces real acá pero vives con la seguridad que te dan los norteamericanos.
Tras el panorama, ¿Qué nos pasó? ¿Dónde están los buenos?
Solíamos ser un pueblo humilde, tolerante, honesto, honrado, compasivo, justo, fraterno, respetuoso, entre tantos otros valores que acompañaban a nuestra nacionalidad. Ahora, tres generaciones después de la legalización de la viveza criolla, el venezolano es todo lo anterior solo cuando le conviene y si lo ponen en tres y dos se escuda en el miedo y el odio que existe en el país.
La viveza criolla es parte del la política del gobierno: Ellos lo hacen mal y culpan a otros, van a elecciones con un ventajismo lamentable y donde pierden montan oficinas paralelas, solo meten preso o atacan a quienes les oponen, rinden culto a Mandela pero tienen un evidente apartheid político y social, han construido fortunas inauditables pero atacan a los viejos millonarios que les oponen, nos cuentan un relato que solo ellos se creen pero tenemos que creerlo porque es el discurso oficial, dicen que quienes les oponen son fascistas pero ellos actúan como tal, dicen que la oposición es violenta pero la revientan a coñazos y un evidente largo etcétera.
La más fácil, dominan casi todo el espectro de radio y televisión y con ello tienen una orquestada publicidad y propaganda oficial vendiéndonos un país que ni ellos se creen, un país pacífico y respetuoso pero falta que hablen ellos y nos recuerden que ellos hacen lo que se le cante la bola.
¿Nos quedamos sin país? Mientras los malos sigan dirigiendo el gobierno y alzando la voz, mientras Cuba sea dueña de Venezuela y mientras los buenos callen no hay mas esperanza que salga una nueva fuente de energía o un desastre de dimensiones bíblicas nos obligue a unirnos y echar pal ante.
Lo más triste es que nos queda twitter y facebook para quejarnos, algunos escriben un poco mas y yo me engaño por este lado, pero la vida sigue ya viene el niño Jesús y un 2014 para cagarse.
El éxito de muchos países en el mundo, y últimamente algunos latinoamericanos, es reconocer que los que te oponen no son enemigos y que por el contrario son tan necesarios como uno para salir adelante. En cambio, los países del mundo y especialmente de Latinoamérica que están destinados al fracaso, tienen enemigos por todos lados y culpan a los demás de sus desmanes.
Ojala los buenos no tarden o peor, no se terminen de ir.