Los datos son razones y lo demás ilusiones. La Universidad Hebrea de Jerusalén, en Israel, y la escuela de medicina del Monte Sinaí, en EE.UU, se han puesto a contar. Y han hallado que en los últimos 50 años los espermatozoides que liberan los varones en la eyaculación han caído un 51%. Dicen que se trata de un fenómeno global que se da en los hombres de todos los continentes. Añaden que lo más preocupante es que también ha disminuido la calidad de los gametos. En resumen: menos espermatozoides y de menos calidad; pues vamos bien.
La obesidad es una de las causantes, ya que la producción de testosterona se ve afectada por las sustancias inflamatorias producidas por el tejido adiposo. A lo que hay que añadir un aumento de la gordura en la región genital; todo ello, sumado al aumento de la temperatura de los testículos, trae consigo una deficiente producción de espermatozoides. El aumento del consumo de drogas, como pueden ser el tabaco o el alcohol; y cualquier tipo de sustancia usada por los deportistas para ganar músculo afecta a las hormonas que estimulan el trabajo de los testículos.
Otra causa son las enfermedades de transmisión sexual, como puede ser la gonorrea o la clamidia. A las ocasionadas por bacterias hay que añadir el virus del papiloma humano. Hay estudios que dicen que el transporte del móvil cerca de los testículos provoca que la batería aumente la temperatura, afectando a la calidad y a la producción de espermatozoides. Así que al loro.
Para finalizar con la lista, basta con señalar a los conocidos como interruptores endocrinos. Estos son: los plásticos y sus derivados (penetran en los testículos), los productos agrícolas como los pesticidas, los contaminantes de la atmósfera o añadidos alimenticios. Sin olvidar la genética de cada cual y la edad, cada vez más avanzada, en que los varones deciden ser padres. Al final, parece que la cosa es tan sencilla como lógica: cambiar de estilo de vida y listo.