Revista Psicología

¿Dónde están mis manos?

Por El Baúl De La Psique @bauldelapsique

Sabemos que el chocolate es dulce gracias a nuestro sentido del gusto, que el terciopelo es suave gracias al tacto, que el cielo es azul gracias a la vista, que “do, re, mi” suena a “do, re, mi” gracias a nuestro oído, y que las rosas huelen a rosa gracias a nuestro olfato.

Esos son los cinco sentidos, tan conocidos y tan importantes que todos conocemos. Pero yo hoy quiero hablaros de un sexto, otro tan valioso como los demás aunque no tan famoso: la propriocepción.

¿Dónde están mis manos?

¿Qué es?

Si os fijáis en esta palabra, “propriocepción”, se compone de dos partes: por un lado, del latín “proprius” (de uno mismo, propio) y, por el otro, de “percepción”. Pues bien, como su propio nombre indica, este sexto sentido es el que nos permite saber la posición de nuestros músculos, lo que, a su vez, nos permite desarrollar un esquema corporal general, es decir, saber en cada momento en qué posición se encuentra cada parte de nuestro cuerpo con respecto al espacio y a las demás partes contiguas, y de qué manera se está moviendo (si se está moviendo o si se encuentra en reposo). Y todo esto lo consigue sin necesidad de tener ninguna referencia visual.

A diferencia de los cinco sentidos más famosos, que nos permiten conocer el mundo externo, la propriocepción es un sentido de tipo “interoceptivo”, esto es, nos permite conocer el estado interno de nuestro cuerpo, para después relacionarlo con la información externa.

¿Cómo funciona y para qué sirve?

Como los demás sentidos que conocemos, la propriocepción también cuenta con un sistema que permite su funcionamiento: el sistema proprioceptivo, formado por numerosos receptores y nervios (los proprioceptores) distribuidos por todo nuestro cuerpo, los cuales envían la información sobre la posición y el movimiento de las partes del cuerpo al cerebro, a través del sistema nervioso periférico y con la inestimable participación del cerebelo, el cual se encarga de ajustar y coordinar aquellos movimientos de traslación, equilibrio, estabilidad y resistencia, entre otros.

Proprioceptores

Dos tipos de proprioceptores: (a) huso muscular y (b) órgano tendinoso.

¿Alguna vez habéis tenido que miraros la mano para saber dónde estaba? ¿U os habéis visto incapaces de caminar o de mover alguna parte de vuestro cuerpo por el simple hecho de cerrar los ojos? ¿O quizás os habéis tenido que tocar la lengua para saber si estaba fuera o dentro de vuestra boca? Probablemente, no. Y esto se lo debemos a la propriocepción.

Así, la propriocepción es nuestra guía fundamental en tareas como la regulación de la postura, la coordinación de movimientos y de ambos lados de nuestro cuerpo, el mantenimiento del equilibrio y del nivel de alerta.

¿Puede alterarse?

Lamentablemente, sí. Igual que podemos sufrir sordera o daltonismo, el sistema proprioceptivo también puede verse afectado. Para ilustrar este fenómeno, he considerado oportuno extraer unas líneas del libro del neurólogo Oliver Sacks, El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, donde se explica un caso de una mujer que sufría de este tipo de alteración:

“Christina se encontró con que era incapaz de mantenerse en pie, sus movimientos eran torpes e involuntarios, se le caían las cosas de las manos. (…) No podía mantenerse en pie… salvo que mirase hacia abajo, hacia los pies. No podía sostener nada en las manos, y éstas «vagaban»… salvo que mantuviese la vista fija en ellas. Cuando extendía una mano para coger algo, o intentaba llevarse los alimentos a la boca, las manos se equivocaban, se quedaban cortas o se desviaban descabelladamente, como si hubiese desaparecido cierta coordinación o control esencial.

Apenas podía mantenerse incorporada… el cuerpo «cedía». La expresión era extrañamente vacua, inerte, la boca abierta, hasta la postura vocal había desaparecido.

‒Ha sucedido algo horrible ‒balbucía con una voz lisa y espectral. ‒ No siento el cuerpo. Me siento rara… desencarnada.” – El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, Oliver Sacks.

Como veis, a pesar de su poca fama, la propriocepción es un sentido esencial para nuestro desarrollo, y sin ella, no podríamos realizar gran parte de nuestras actividades cotidianas. Por esto, es importante conocer nuestro cuerpo, ejercitarlo y, en definitiva, fortalecer nuestro sexto sentido.

 

Julia T.

Referencias

Bossom, J. (1974). Movement without proprioception. Brain Research, 71, 285-286.
Dickinson, J. (1974). Proprioceptive control of human movement. Nueva Jersey: Princeton Book Co.
Goble, D. J., Noble, B. C., y Brown, S. H. (2010). Where was my arm again? Memory-based matching of proprioceptive targets is enhanced by increased target presentation time. Neuroscience Letters, 481, 54-58.
Kelso, J. A. S., Holt, K. G., y Flatt, A. E. (1980). The role of proprioception in the perception and control of human movement: Toward a theoretical reassessment. Perception & Psychophysics, 28, 45-52.
Sacks, O. (2005). El hombre que confundió a su mujer con un sombrero. Barcelona: Anagrama.


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