Enalapril no es un nombre propio aunque suena tanto como los más conocidos. Enalapril es el nombre de un fármaco cubano al parecer en vías de extinción. Aunque figura en la larga lista de los medicamentos controlados en Cuba cada vez es más difícil encontrarlo en la red de farmacias.
La popularidad del enalapril supera la de cualquier reguetonero, especialmente porque es muy demandado entre lo adultos de más de sesenta años de edad, uno de los grupos poblacionales mayores en la isla, que afronta un nivel de envejecimiento nunca antes registrado en su historia.
El envejecimiento poblacional en Cuba abarca aproximadamente dos millones de ciudadanos, siendo la hipertensión arterial uno de los padecimientos más frecuentes en este grupo etario. Mientras familiares y amigos se movilizan para resolver el problema de sus seres queridos, muchos ancianos que viven solos no pueden contar siquiera con alguno de los miles de trabajadores sociales que el gobierno cubano graduó —por montones— en los primeros años del siglo XXI.
En esta última temporada desde hace más de un mes el enalapril ha estado en falta en las farmacias en Cuba por lo que es alarmante la cantidad de hipertensos que ha recurrido al captopril, lo cual ha traído como consecuencia que este también este escaso en la red de farmacias.
En un contexto donde los ancianos deben conformarse con explicaciones sobre desabastecimientos y demoras que no solucionan sus problemas de salud, sólo el mercado negro o el tener entre sus familiares y allegados a un médico, enfermero o farmacéutico, puede salvarlos de la escasez. Estos lazos son los únicos capaces de conseguir medicinas y servicios cada vez más difíciles de adquirir, incluso “por la izquierda”o pagando, dicho en buen cubano.
No es de extrañar que cuando un familiar desesperado acude a la farmacia en busca del enalapril, la dependiente de turno le diga que “sí hay, pero no para todo el mundo”. Este fármaco ha entrado al top ten de los más buscados, junto al omeprazol, la ranitidina, la dipirona y la domperidona, entre otros.
La capacidad del cubano de reírse en medio de las calamidades a las que se ha venido acostumbrando hace más de medio siglo ha generado un popular slogan ante cada una de las carencias: “Yo no cojo lucha, porque el entierro es gratis”.
Con información de Cubanet.
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