“¿Dónde estoy?” Muchas personas carecen de habilidades de navegación a pesar de tener una función cognitiva saludable

Por Davidsaparicio @Psyciencia

Numerosos procesos cognitivos están involucrados en la navegación, “la capacidad de moverse de un lugar a otro, siguiendo rutas habituales y evitando perderse en entornos nuevos y familiares”. Estos procesos incluyen mecanismos como la memoria, las imágenes mentales y la atención a las características ambientales, entre otros. Además, existen varios factores internos relevantes para la navegación, como el género, la presencia de condiciones psiquiátricas o enfermedades neurológicas. Aproximadamente el 3% de las personas se ven afectadas por la desorientación topográfica del desarrollo. El sentido de orientación de esta población se relaciona con el conocimiento de la ciudad, las estrategias de navegación adoptadas y el género (Piccardi et al., 2022).

Las dificultades de navegación pueden estar asociadas a un trastorno del neurodesarrollo que socava específicamente las habilidades de navegación. Este fenómeno se conoce como desorientación topográfica del desarrollo (DTD).


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Curiosamente, las personas con DTD tienen una memoria y un perfil neuropsicológico intactos, pero muestran déficits significativos en la cognición espacial y la navegación diaria, así como un deterioro desproporcionado en la codificación espacial coordinada (vs. categórica). Por lo tanto, estos individuos a menudo se detienen en el conocimiento de puntos de referencia, sin desarrollar un conocimiento de ruta del entorno, lo que sugiere una incapacidad para la representación alocéntrica (es decir, la ubicación del objeto en relación con otros objetos). Además, investigaciones previas han demostrado que las personas con DTD no muestran activación en la red cerebral de navegación, a pesar de la activación normal de las áreas prefrontales que están involucradas en las acciones cotidianas.

Qué metodología usaron

Con el objetivo de estimar el porcentaje de DTD en una muestra de personas italianas que conviven y tienen entre 18 y 35 años, los investigadores reclutaron sujetos pertenecientes a religiones italianas entre 2016 y 2019. 

Un total de 1.698 personas (635 hombres) sin trastornos neurológicos, que tenían entre 18 y 35 años y en promedio 14,8 años de educación a tiempo completo, participaron en esta investigación. Llenaron un cuestionario de anamnesis, indicando problemas con la orientación espacial en la infancia, antecedentes de enfermedades neurológicas o psiquiátricas, problemas de aprendizaje o abuso de alcohol y drogas, entre otros problemas en su historial médico.

Los participantes también completaron medidas que evaluaron la familiaridad y el estilo cognitivo espacial; estos incluían subescalas como el sentido de la dirección (p. ej., ¿cómo es su capacidad para leer un mapa?) y la confusión derecha-izquierda (p. ej., en la vida cotidiana, ¿confunde la derecha con la izquierda?).

Los participantes fueron clasificados con DTD si obtuvieron dos desviaciones estándar por debajo de la media para el “sentido de dirección”. Se consideraron otros cuatro criterios de diagnóstico, que incluyen perderse de 1 a 5 veces por semana en los entornos más familiares, presencia de problemas con la orientación espacial desde una edad temprana, sin otras dificultades cognitivas que afecten la vida diaria, sin problemas neurológicos conocidos con la excepción de las migrañas, ausencia de trastornos psiquiátricos, uso de psicotrópicos y abuso de sustancias.

Qué encontraron

Aproximadamente el 3% de los participantes calificaron dentro de los criterios para DTD. El género, más que la educación, predijo el sentido de la dirección. Y las mujeres, más que los hombres, informaron usar estrategias de navegación basadas en puntos de referencia y experimentaron dificultades con el sentido de la dirección. Aunque, en promedio, los hombres tienden a tener mejores habilidades visoespaciales y de navegación, tienen mayor riesgo de DTD. Además, el conocimiento de la ciudad se asoció negativamente con DTD, lo que sugiere que puede servir como factor protector para contrarrestar su aparición.

El uso de estrategias de encuesta, una estrategia de navegación avanzada que se refiere a la “representación similar a un mapa en una perspectiva alocéntrica”, no se asoció con la presencia de DTD. Además, las personas con habilidades espaciales altas no informaron confusión de derecha a izquierda, que generalmente está involucrada en los trastornos de navegación.

Con respecto a las limitaciones del estudio, los investigadores señalan que se realizó mediante una encuesta autoinformada en línea.

Referencia bibliográfica: Piccardi, L., Palmiero, M., Cofini, V., Verde, P., Boccia, M., Palermo, L., Guariglia, C., & Nori, R. (2022). «Where am I?» A snapshot of the developmental topographical disorientation among young Italian adults. PloS One, 17(7), e0271334. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0271334

Fuente: Psypost