Como algunos sabéis, esta semana he empezado a trabajar en un empleo nuevo. Ahora toca readaptar mi horario a la jornada completa (esta última época trabajaba sólo a media jornada) y además sacar tiempo para mi “otra” faceta profesional, que es la de blogger/escritora. Nunca se me ha dado mal combinar horarios y tener que dividirme el tiempo en múltiples tareas (algo que he aprendido trabajando a la vez que estudiaba), pero lo que sí es cierto es que, o aquello a lo que dedicas una segunda jornada laboral de tu día te apasiona, o no lograrás sacarlo adelante.
Los que nos pasamos ocho horas en el trabajo cada día de lunes a viernes y a la vez sabemos lo que es subir un post diario de lunes a viernes, nos vemos en una encrucijada fuerte cuando el tiempo enfrenta a nuestras dos facetas profesionales: esa por la que nos pagan y esa que llevamos a cabo por amor al arte, pero que no podríamos dejar porque eso nos haría profundamente infelices.
Mi Querido, que me conoce mucho ya, sabe que un día en mi vida no es igual de productivo si me siento a “aporrear el teclado” un rato que si no. Y lo sabe porque es consciente de que este blog, el ensayo que estoy escribiendo y todos los demás proyectos que llevo a cabo, me hacen realmente feliz. Luego está el trabajo, trabajo, que también me puede gustar y hacerme feliz. Pero combinar las dos cosas, es un reto difícil aunque, para las locas como yo, apasionante de superar.
Los posts que tú lees en este blog, cada día puntuales, por ejemplo, no siempre o, mejor dicho, casi nunca han sido escritos en el mismo momento en el que son publicados. Las entradas en borrador y programadas, por ejemplo, forman una parte muy importante de mi método de trabajo con el que intento que mi vida de trabajadora y blogger/escritora sean compatibles entre sí (y que, además, me quede tiempo libre para leer un poquito o simplemente no hacer nada).
Sé que en esta época que acaba de empezar para mí, el hecho de que mi jornada laboral se haya intensificado y doblado en horas quiere decir también que mi segunda jornada laboral, va a ser quizá más breve, pero más intensa. Aunque ya lo dije, realmente, si lo haces bien, sólo te hará falta dedicarle a tu blog 30 minutos al día para tenerlo debidamente actualizado (y además, siempre nos quedarán las tardes de domingo para dedicarnos a él horas, y horas, y horas…).
Como véis, este blog no pretende guiaros, pretende haceros reflexionar, que a veces también es bueno. Pretende hacer que recordéis que, por muy ocupados que os tenga el trabajo o los estudios, no podéis aparcar vuestra pasión. En un mundo en el que tan poquita gente tiene el lujo de poder ser feliz, no podéis permitiros renunciar a ese instante de felicidad que sentís al hacer eso que más os gusta.