Dentro de 15 días acaba la aventura de Ha Noi. Se me acaba el visado de Vietnam y, aunque creo que aún me quedan muchas cosas (muchas no múchisísimas) que aprender de la cultura de aquí y de la historia y muchos sitios por ver, también tengo curiosidad por saber qué pasa en los países vecinos.
Mis amigos estarán 15 días, en los que pensamos recorrer lo máximo posible y, luego, cuando se vayan…. aún no sé qué haré. Y lo mejor de todo, es que esa es una sensación increíblemente fantástica. Es una sensación tremenda de libertad. La sentí por primera vez en Marruecos, cuando comencé a viajar, en la mitad de mi estancia allí, con mi mochila sola. Y es que, aunque llevo años viviendo fuera, siempre vivo con gente que conozco en el destino, que acaban siendo como parte de la familia y siempre acabamos viajando juntos. En Marruecos, hubo un día que libre de ataduras me fui por el país, decidiendo cada día al levantarme hacia donde quería dirigirme. Fue increíble. Y la verdad que no duró mucho porque acabé quedándome el resto de mis días por Marruecos con dos familias marroquís maravillosas, cerca del desierto, con la que aún hablo prácticamente a diario y a muchos amigos nuevos, renunciando a conocer los lugares que aún me quedan por ver y que me apetece muchísimo, como las gargantas de Todra o Merzouga.
Como ya os comentaba una vez, nunca está uno solo cuando viaja. Hay miles de recursos para conocer gente maravillosa (también a un pequeño porcentaje de gente petarda, no nos vamos a engañar). Además de que en estos países en los que yo vivo, la gente es tremendamente hospitalaria, también puedes conocer a gente gracias a Couch Surfing y a los eventos que se organizan con gente de todos los países o en los mismos hostales en los que te hospedas llenos de viajeros o en cualquier bar o museo, porque la gente viajera es muy abierta para conocer gente nueva y la gente de ciertas países también lo es a la hora de conocer a extranjeros e intercambiar opiniones. Pero, aunque vayas conociendo a gente, tienes la oportunidad de cada día decidir qué hacer sin consultar a nadie.
Creo que voy a optar por lo de no planear nada. Me gustaba la idea de ser voluntaria unos meses en Vietnam, para familiarizarme con la zona. Ahora, en la siguiente aventura, quiero levantarme cada día y hacer lo que se me antoje en ese momento. Si un día encuentro un sitio que me maraville me quedaré más tiempo. Y así me imagino mi vida en los próximos meses.
Sobre viajar solos, os recomiendo un artículo que leí en Mundo Nómada y que me encantó. Pincha aquí.
Entre otras cosas, dice que que te sentirás más libre que nunca, algo que yo creo que es totalmente cierto y que aprenderás más de tí mismo, también es verdad. Otro tema muy interesante es de que puedes observar mejor el entorno, algo que creo que es de las mayores oportunidades de la hora de viajar solo. La principal razón por la que viajo es porque me encanta aprender de nuevas culturas e intentar adaptarme a nuevas formas de vida. Esto me ha ayudado a cambiar muchas formas de ver el mundo que tenía aprendidas desde pequeña por la sociedad en la que vivo y siento que todo eso me ha liberado de muchas ataduras propias de nuestra cultura consumista en la que se valora que alguien tenga un trabajo, cuanto más fijo sea, mejor, para así poder atarse a una hipoteca de por vida y poder comprar muchas cosas que al final nos siguen atando aún más a un trabajo que a veces ni nos gusta.
Pues viajando sola es más fácil observar el entorno e incluso adaptarse e integrarse dentro de este. A los humanos nos gusta formar parte de grupos e integrarnos en ellos. Cuando viajamos acompañados, nos acomodamos más a este grupo que ya está formado y simplemente convivimos cerca de otros, hacemos cosas juntos, compartimos secretos, pero probablemente hagamos menos esfuerzos por formar un grupo realmente nuevo y compacto. Si estamos solos, sin querer ni darnos cuenta, acabaremos adaptándonos más a ese nuevo grupo y acabaremos más integrados, lo que nos permite conocer mejor la sociedad en la que estamos y saber comprenderla.