San Sebastián, un pequeño pueblo marinero si no hubiera sido por la Corona española, será una de las dos capitales europeas de la cultura 2016, algo que los secesionistas filoetarras de Bildu, nuevos amos del ayuntamiento, consideran un éxito abertzale.
El pueblo creció porque Isabel II, decidió plantar sus reales allí en los veranos de su reinado, en el siglo XIX, como hicieron sus descendientes Alfonso XII y Alfonso XIII, igual que Franco desde 1940 hasta su muerte, en 1975.
Su prestancia se debe a ellos, que atraían a aristócratas y potentados de numerosos países y continentes a su casino, mejor entonces que el de Mónaco.
Sus orfeones, organizaciones musicales, muestras culturales, y su tradición cortesana de cocineros, son borbónicas, y el festival de cine es franquista, cosecha falangista de 1953.
Siglo y medio después de que esa localidad liberal venciera al carlismo de los campesinos guipuzcoanos, lo peor de esa turba fanática ha tomado democráticamente la hermosa ciudad en nombre de Bildu, uno de los retoños de los retoños de ETA.
Bilbao fue una ciudad parecida, y también resistió “El Sitio” de ese reaccionarismo ruralista y ultracatólico que ha sido la cruz de los liberales vascos, quizás los más heroicos de España porque la han sufrido durante dos siglos. Hasta las elecciones del 22M.
El triunfo de Bildu finalmente arrasó las murallas cosmopolitas de San Sebastián, erosionadas por el ambiguo exalcalde socialista, Odón Elorza, como hubo que derribar las de piedra para ampliar la ciudad.
Otros cinco ayuntamientos españoles competían por el título de capital cultural europea: Burgos, Córdoba, Segovia, Las Palmas y Zaragoza.
Estaban derrotados: para premiar “La Paz” de Bildu, el zapaterismo, igualmente antiliberal, ha elegido por su kultur-eta el Donosti filoetarra, presionando como cómplice a la Comunidad Europea. Es el legado Z.
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SALAS nos muestra un ejemplo de alta kultura. Una tira ya antigua, pero más de hoy que nunca.
Lo mismo que esta, aplicable al éxito de Bildu