Dopping. Deportistas vícitmas de si mismos.

El atletismo cae

El barón de Coubertin acuñó el lema olímpico de la actualidad emulando a los clásicos: "Citius, Altius, Fortius". Más rápido, más alto, más fuerte. Un lema que incide en la superación propia para alcanzar objetivos cada vez más lejanos. 
En aquella época el lema era perfectamente válido, porque por un lado no se indicaba el modo por el que conseguir los objetivos y por otro lado la competitividad que devora occidente no había pervertido todavía ni el deporte, ni a los propios deportistas.
No justifico a los deportistas que queriendo engañar a los demás empiezan por engañarse a si mismos dopándose. Pero he de reconocer que hay deportes como el atletismo o el ciclismo, más propensos a que se busque mayor rendimiento a travésde fármacos. Deportes, en los que ya no ser el mejor, si no simplemente llegar a la élite, está basado en durísismos entrenamientos diarios. Interminables series para conseguir velocidad, resistencia, todo ello envuelto en una disciplina espartana. Y con ello no existe garantía de llegar a la élite, ni de mantenerte en ella, ni mucho menos de llegar a ser un campeón.
Creo que los deportistas cometen el error de dejarse aconsejar por embaucadores prorfesionales que viven de convencer a los deportistas que su única forma de ganarse el pan es el deporte. La tentación se construye con facilidad: unos años de sacrificios para conseguir marcas, victorias, reconocimiento público e institucional que te permita obtener becas, generosas esponsorizaciones, o una campaña publicitaria de una marca deportiva o de una línea de alimentos sanos, y un actividad cómoda y bien remunerada al finalizar la vida deportiva.
Hoy en día ya han dejado de ser escandalosas las noticias en las que se acusa a un mediático deportista de mejorar su rendimiento usando sustancias prohibidas. Ahora tenemos un Ben Johnson cada mes y todo sigue igual. Tras la cadena de noticias de este tipo: la operación galgo, la operación puerto, ¿cuál será la próxima?  No importa: la habrá.
El deporte llamado de élite es un puro negocio y la prueba evidente de ello es que en cuanto se ha insinuado que la propia selección española de fútbol podría estar salpicado por escándalos de dopping los medios de comunicación con intereses en el fútbol han saltado como muelles a defender a capa y espada el honor del negocio de los derechos audiovisuales que genera el fútbol, perdón, quería decir a los deportistas. Si a renglón seguido se insinuara que algún jugador de la selección española de voleibol pudiera estar implicado en el caso de dopping directamente ni le nombrarían, o dirían que es primo de un controlador aéreo.
Los puestos de responsabilidad en las federaciones cuyos deportes tienen grandes ingresos, son cargos golosos; y de vez en cuando saltan a los medios las intrigas borgianas por conseguir la presidencia de la federación de atletismo, la de fútbol o la de tenis. Mientras que a nadie le importa un bledo si tan siquiera existe presupuesto para la federación de balonmano.
Hoy en día los atletas son cegados por la fama, por los grandes contratos publicitarios, por la falta de principios de todos los que se acercan al deporte para hacer de él un negocio en lugar de una actividad sana que practica buena parte de la sociedad.
Si quieres recordar lo que significa hacer deporte y participar en una competición, apaga la televisión y acércate a alguna competición popular. Acércate al cross de Venta de Baños, por ejemplo; pero no a la hora del vermut cuando corren los que tendrán su espacio en televisión, ve allí a las ocho de la mañana, para que puedas ver los ojos adormilados de niños que han madrugado para recorrer más de 100 Km y pasar un frío atroz hasta que puedan correr con todas sus fuerzas por una copa de latón.
No quiero enviar a la hoguera a nadie, simplemente si ha incumplido las normas y se han degradado que paguen por ello. Si yo no tuviera para comer, probablemente el primero en robar sería yo mismo.
keagustitomekedao