El lunes 13 falleció Doris Day en su casa de Carmel Valley, casi a medio camino entre Los Angeles y San Francisco, al lado de la preciosa península de Monterrey, donde Clint Eastwood fue alcalde hace años.
Cuando era un jovencito, en el siglo pasado, todos teníamos a Doris Day como modelo de la chica que nos gustaría como novia. Aparentemente era alegre, divertida, con una sonrisa de oreja a oreja y encima cantaba de maravilla. Por eso cuando unos años después que Doris Day hiciese una serie de comedias románticas con Rock Hudson nos enteramos de que Hudson era homosexual muchos pensamos que vaya un desperdicio poner de pareja de la que casi considerábamos la chica perfecta a alguien que no debía sentir atracción sexual alguna por ella.
Doris Day, aunque recibió varios premios y reconocimientos a su labor nunca ganó un Oscar y solo fue nominada en una ocasión por “Pillow Talk”. Posiblemente la razón sea que, aunque demostró sus dotes de buena actriz en varias películas dramáticas, la mayoría de su producción eran comedias intrascendentes, aunque divertidas, y que en algunos, pocos, casos rallaron la cursilería.
Parece ser que el papel que le tocó hacer en Hollywood y que tanto nos gustaba, no era precisamente de su agrado, y en más de una ocasión criticó la ñoñería de alguna de sus películas. Su vida tampoco encajó en el ambiente divertido y superficial de sus películas. Se casó cuatro veces y enviudó de su segundo marido Martin Melcher, que la arruinó dejándola cubierta de deudas, pero que se recuperó gracias a unos años en que manejó varios programas de TV exitosos.
Cuando estuve viviendo en Los Angeles conocí a Dusty Way que tenía la mejor tienda de buceo de la ciudad y organizaba excursiones de inmersión los fines de semana en los que me apuntaba a menudo. Dusty además no solo era extra de cine, además era uno de los jefazos del principal sindicato de dichos extras y en una ocasión me dijo que curiosamente en la vida real los buenos y los malos eran lo contrario que en las películas, es decir, los que siempre hacían de malos en las películas eran excelentes personas en la vida real, mientras de los que siempre hacían de bueno muchos eran bastante mal nacidos, y me puso algún ejemplo como Gary Cooper entre los buenos-malos y Richard Widmark entre los malos-buenos, y entre los malos-buenos me mencionó el nombre de un actor, que no recuerdo, que siempre salía haciendo de muy malo, sobre todo en películas del Oeste, que incluso era un poco bizco, que Dusty me dijo que era la mejor persona que había en Hollywood. Bien, pues una de las excepciones a la regla de buenos-malos y malos buenos que me dio Dusty fue Doris Day, que casi siempre hacia de buena en sus películas y además lo era en la vida real.
Descanse en paz la novia perfecta.