Revista Moda

Dorje, joyas ecológicas

Publicado el 17 septiembre 2014 por Modaesmoda @_AbigailCampos

Dorje, joyas ecológicas. Y habéis leído bien. Se trata de un nuevo proyecto totalmente hecho en España y que demuestra que la creación de piezas con metales nobles y pedrería puede ser totalmente sostenible.

Dorje Jewels

Dorje nació en octubre de 2013 de la mano de Sara Benavente (Grassy, Sotheby´s, Helena Rohner), joven diseñadora española que buscaba recuperar la sabiduría de un oficio antiguo y artesano, con el diseño actual, materiales de primera (metales nobles y gemas naturales) y un precio asequible.

Con cuatro colecciones hasta el momento, las joyas de Dorje son minimalistas, casi un pequeño detalle para adornar, sin ostentación, de inspiración cosmopolita y joven, y con algunas piezas de inspiración étnica e incluso histórica, empezando por el propio emblema de la firma, el Dorje, una pequeña estrella de cuatro puntas que es un importante objeto de culto del budismo tibetano, que representa la perfecta unión de la dureza del diamante y la fuerza del rayo.

Pendientes en plata de ley 925MM bañados en oro rosa y engastados con una esmeralda natural facetada en talla redonda (59 euros).

Pendientes en plata de ley bañados en oro rosa y engastados con una esmeralda natural facetada en talla redonda (59 euros).

Cadena con Dorje en plata de ley bañada en oro rosa con una esmeralda natural en talla redonda en el centro (48 euros).

Cadena con Dorje en plata de ley bañada en oro rosa con una esmeralda natural en talla redonda en el centro (48 euros).

“Aspiro a crear piezas de joyería con esencia, que guarden en su interior sus propias historias y que nos acerquen a un objetivo que queremos compartir con los demás: el de lograr juntos un mundo mejor”, explica Sara Benavente. Y eso se consigue con el concepto de joyería ecológica, entendiendo por tal un proyecto sostenible social y medioambientalmente.

Por un lado, los diamantes de Dorje están certificados como libres de conflicto por el Proceso de Kimberley, un acuerdo que garantiza que no han sido vendidos para financiar guerras civiles. Los estuches textiles están realizados artesanalmente en Taller 99, una empresa social de Cáritas Madrid, que ofrece a personas con dificultades de integración laboral una formación social, humana y profesional.

Anillo doble en plata de ley bañado en oro rosa, con un rubí, un zafiro y un rubí, un zafiro y una esmeralda, todas talla redonda (119 euros).

Anillo doble en plata de ley bañado en oro rosa, con un rubí, un zafiro y un rubí, un zafiro y una esmeralda, todas talla redonda (119 euros).

La empresa fomenta también la sustitución de los envases desechables por los reutilizables, de un formato ligero, perfecto para llevar de viaje y que se puede volver a usar a modo de monedero o para guardar tarjetas de crédito o de visita. La papelería de Dorje se hace con papel procedente de bosques gestionados de manera sostenible y, por si aún os parece poco, los envíos de la tienda online en Madrid capital se hace mediante una mensajería en bicicleta.

Los diamantes de Dorje respetan el Proceso de Kimberley, que garantiza que no han sido vendidos para financiar guerras civiles.

Por último, el 100% del beneficio de la recaudación de la pulsera “Hope Dorje”, joya emblema de la casa, se dedica a programas de investigación de la Asociación Española contra el Cáncer.

Pulsera elástica realizada en plata de Ley bañada en oro amarillo de 18 kilates, con lapislázulis, amatistas, peridotos, rodonitas, perlas barrocas, ópalos, carneolas y granates (46 euros).

Pulsera elástica realizada en plata de Ley bañada en oro amarillo de 18 kilates, con lapislázulis, amatistas, peridotos, rodonitas, perlas barrocas, ópalos, carneolas y granates (46 euros).

Sara Benavente estudió Diseño de Moda en el Instituto Europeo di Design en Madrid y Milán, Gemología y Tasación en el Instituto Gemológico Español; Applied Jewelry Arts en el Gemological Institute of America y es experta en Graduación de Diamante y en Colored Stones. Su pasión por las joyas le viene de niña, cuando con apenas siete años no viajaba a ningún sitio sin su cajita de cuentas y abalorios.

“Recogía conchitas de la playa, después las decoraba y las vendía a mis vecinos ensartadas en un cordón. Eran mi versión infantil de las “joyas de autor”. Desde entonces no he abandonado esas dos precoces pasiones: el diseño de joyas y el deseo de montar una empresa”, dice la diseñadora.


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