Dormí fatal esta noche. Mal por los nervios que me impidieron coger el sueño prono y que me despertaron muchas veces durante las pocas horas restantes a la mañana con miedo a que en algún momento hubiera puesto mal la hora de la alarma. Un miedo bastante absurdo, porque antes de acostarme miré y remiré que la alarma estuviera bien puesta y comprobé varias veces la hora de mi vuelo.
De hecho, no es sólo que anoche no hubiera dormido, es que desde que reservé mi vuelo hacia Cartagena, estoy más feliz, más motivada, más alegre, todo lo hago con muchísimas ganas. Como los enamorados cuando están cerca de su amor. Pues lo mismo.
Y mirad que esta temporada en Bogotá ha sido muy bonita. No por Bogotá, que sigue sin gustarme y encima me han ido contando tantas historias que hasta he cogido miedo a casi todo, si no porque me gustó mucho la casa que conseguí alquilar por tres semanas, con nuevos compañeros de piso y recibiendo Couch Surfers de los guays (chéveres, lindos, buenos). De los que vienen a compartir, a hacer amigos. No de los que quieren aprovecharse de un lugar gratis donde dormir. De hecho, todos los couch surfers que llegaron se acabaron quedando mucho más de lo planeado, quitando de ver otras cosas de su viaje. Y eso me gusta. Me gusta que la gente esté cómoda cuando viene a mi casa (y sí, para mí, un lugar en el que estoy tres semanas es una casa, lo aclaro porque mucha gente me pregunta). Como no estoy acostumbrada a estar en el mismo lugar mucho más de un mes, tengo una tendencia, que puede ser rara, de llamar casa hasta a el hostal donde me alojo 4 días. También fueron semanas de mucho trabajo y nuevos contactos, así que me voy con alegría.
En la costa Caribe, además de trabajar, conoceré alguna isla, visitaré el Carnaval de Barranquilla, que dicen que es el segundo más importante de América Latina (no sé, la verdad, porque si os soy sincera yo antes nunca lo había oído mencionar) y ya veré qué más haré, no soy muy de planear. Y, lo mejor de todo, a mediados de marzo me voy a Cuba para celebrar allí mi cumpleaños con una de mis mejores amigas que hace años que no veo por la distancia que nos separa. Increíble esta vida llena de improvistos y que me hace tan feliz.
Así que, tras tres meses en Colombia ya va tocando: ¡Costa Caribe, allá voy! Dentro de unas horas estaré a cerca de 40 grados. ¿Podré soportarlo? Ya os adelanto que sí, porque adoro el calor.