Revista En Femenino

Dormir a mi hijo es fácil, lo difícil es que permanezca así

Por Maternidadsos

Vengo de dormir a Mario y me he dado cuenta de que, pese a ser todos los días parecidos, siempre vivo una serie de situaciones después de acostarlo que pueden dar al traste con todo el empeño que he puesto en dormirle. ¿Quieres saber cuales son?

Llega la hora de irse a dormir y, por suerte, Mario siempre está dispuesto.

A veces le cuesta coger el sueño y otras cae enseguida, pero la verdad es que nunca tenemos peleas por irse a dormir, incluso aunque hayan visitas en casa.

Enrique y yo siempre le hemos dado mucha importancia a dormir.

Vale, nosotros éramos marmotas, éramos, antes de ser padres, ahora somos como grillos (¿Qué duerme un grillo? ni idea, pero no debe de dormir mucho, ¿no?)

El caso, desde pequeñito siempre inculcamos a Mario el irse a la cama prontito, e intentamos que siempre sea alrededor de las 9 de la noche.

Hay veces que, si está muy cansando, a las 8 y algo ya lo estamos metiendo en la cama.

Y otras veces, que se nos hace tarde con la cena y los baños, nos acaban dando las 9 y media, pero vaya, entorno a las 9 intentamos acostarlo cada día.

El caso es que, una vez lo he acostado, después de dormirse, llega el momento más complicado de todo el proceso:

Salir de la habitación sin que se despierte

Aquí se producen una serie de situaciones que paso a relatar a continuación:

- Momento mansión del siglo XII. Ha caído en 5 minutos, que guay, voy a aprovechar y contesto unos correos antes de dormir. Sales de la habitación de puntillas, abres con cuidado la puerta y, cuando la empiezas a cerrar…. ñiiiiiii… felicidades! tienes una casa con una puerta del siglo XII. Lo siguiente que escuchas es: ¿mamá?

- Momento Ninja. Vale, ya se ha dormido. Te bajas de la cama, te pones las zapatillas de casa, que a oscuras es otra hazaña porque han caído cada una en una punta del dormitorio… y empieza el momento Ninja. Una pierna detrás, punta-talón, equilibrio, otra pierna detrás, tobillo que cruje porque ya tienes una edad, reconócelo, equilibrios sobre un pie, giro de 180º, acercamiento a la puerta, contención de la respiración… te ha llevado más tiempo llegar a la puerta del dormitorio que el tiempo que te ha costado dormirle y, entonces… ¿¿¿mami??? veeeen

- Momento Contorsionista. Hoy está más potroso, te pide que te metas con él en la cama. No contento con eso, se sube encima tuyo porque hoy necesita más mimitos. Tú tienes un brazo bajo su cintura, el otro brazo encima de sus piernas, estás toda doblada porque claro, con las barreras de protección no te has acostado bien… y se duerme en esa posición, tal cual. Ahora te toca salir de debajo de él sin que despierte. En esa fallo 9 de cada 10 veces…

- Momento Cambio de respiración. Sin duda, cuando la respiración del peque cambia sabemos que se ha dormido. Empieza a hacer ruiditos, estupendo. Comenzamos por el contorsionista… vale, superado. Vamos a por el Ninja… bien! llego hasta la puerta, pero entonces…. ups, ya no le oigo los ruiditos… y me quedo escuchando atentamente…

…y entonces comienza el …

- Momento Mimo petrificado. No respiro, no pestañeo, no me muevo. Todos mis músculos se tensan cual Jean Claude Van Damme espatarrado sobre dos sillas… y afino el oído: haz ruidito, haz ruidito… ¡pero no! te ha pillado y lo sabes. Aún así, no te mueves, total, hasta que no dice “mamá” no se ha acabado el juego, y mantienes esa posición de mimo de forma estoica hasta que, pasado un minuto, decides que es momento de volver al Ninja. Abres con cuidado la puerta, ¡bien! sales… ¡bien! y al cerrarla: ñiiiiiiiiiiiii

– mamiiiiiiiiiiiiiiii

Y vuelta a empezar de nuevo….

Hoy he hecho el Ninja, el Mimo petrificado y el Ninja otra vez, así que ha estado bastante bien, en 10 minutitos estaba fuera.

Otros días toca el Contorsionista, el Ninja, el Mimo, vuelta al Contorsionista, vuelta al Mimo, puerta del s.XII, el contorsionista… vamos aquí hay combinaciones para todos los gustos…

Y es que, en mi caso, dormir a mi hijo es fácil, pero lo difícil es conseguir salir de la habitación sin tener que volver a repetir todo el proceso.

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