La ansiedad es un mecanismo adaptativo natural que nos permite ponernos alerta ante sucesos comprometidos. En realidad, un cierto grado de ansiedad proporciona un componente adecuado de precaución en situaciones especialmente peligrosas. Una ansiedad moderada puede ayudar a mantenerse concentrados y afrontar los retos que se tienen por delante.
En ocasiones, sin embargo, el sistema de respuesta a la ansiedad se ve desbordado y funciona incorrectamente. Más concretamente, la ansiedad es desproporcionada con la situación e incluso, a veces, se presenta en ausencia de cualquier peligro ostensible. El sujeto se siente paralizado con un sentimiento de indefensión y, en general, se produce un deterioro del funcionamiento psicosocial y fisiológico. Se dice que cuando la ansiedad se presenta en momentos inadecuados o es tan intensa y duradera que interfiere con las actividades normales de la persona, entonces se la considera como un trastorno.
La ansiedad, la preocupación o los síntomas físicos provocan un malestar significativo o deterioro en las relaciones familiares, sociales, laborales o de otras áreas importantes de la actividad de la persona.
Expertos en trastornos del sueño dicen que cuando existen problemas de ansiedad la mejor cura es el sueño, responsable de que el sistema nervioso funcione a la perfección.
En cuanto una persona empieza a tener problemas para conciliar el sueño, lo indicado es acudir con un especialista para someterse a un tratamiento médico. Para evitar este trastorno se recomienda acostarse a dormir a la misma hora y de preferencia no muy tarde, antes de meterse a la cama darse un buen baño caliente. Una vez que ya esté bajo las cobijas leer un libro, la lectura es un sedante maravilloso, a medida que se acerca la hora de dormir reducir la actividad. El acelere impide conciliar el sueño, jamás acostarse sin que haya hecho la digestión, procura cenar muy ligero, el exceso de alimento por la noche impide dormir.