Revista Comunicación
Cuando, hace poco más de dos años, nos reunimos unos cuantos amigos en torno a Ignacio Escolar para fundar eldiario.es la situación de los medios de comunicación en España era de caída en barrena. Había cerrado el diario Público y se barruntaba salvajes recortes de plantilla en casi todos los diarios, que se sumaban a los ya practicados; la publicidad y las ventas descendían a golpe de dos dígitos anuales y el endeudamiento de los grupos periodísticos hacía mella en la independencia de los diarios. Muchos periodistas, no importaba su experiencia y preparación, fueron expulsados de sus medios y, por el contrario, la información libre y veraz era más necesaria que nunca en un país falto de transparencia en sus instituciones y en el que, junto a los casos de corrupción política y económica, el gobierno del PP anunciaba recortes que afectaban no solo al bolsillo de los ciudadanos, sino a sus derechos más elementales como la sanidad o la educación. En ese entorno nació eldiario.es, bajo el lema de “Periodismo a pesar de todo”. A pesar de todas las dificultades para hacerse un hueco entre los lectores que abandonaban a los medios tradicionales y de aquellos que no encontraban referencias informativas en otros, decidimos lanzar un proyecto en el que junto a la pasión periodística íbamos a ponerle nuestra mejor capacidad gestora. No estábamos dispuestos a sucumbir a la primera de cambio ni queríamos vernos en un futuro secundando las políticas de recortes en las redacciones que mis colegas en los grandes medios han practicado. Debíamos nacer con cierta fortaleza y fijar nuestro esfuerzo en el modelo periodístico que iría creciendo en línea con los recursos que fuéramos capaces de conseguir. La primera reflexión fue para los lectores. Los lectores son los únicos a los que nos debemos y eso se había olvidado hace tiempo por muchos diarios. Cuando les llamamos para que se unieran como “socios” a nuestro proyecto respondieron con sus aportaciones y, por supuesto, con sus necesarios apoyos y críticas editoriales. A ellos les debemos buena parte de nuestro éxito y con ellos y para ellos queremos seguir recorriendo los próximos años. La segunda reflexión fue la transparencia a ultranza. No podíamos escondernos bajo accionistas con intereses inconfesables, por supuesto, pero también debíamos explicar cómo financiamos la información que publicamos, cuales son nuestras cuentas y a qué dedicamos los recursos que obtenemos. Al principio resultó complejo explicar que los anunciantes del diario no iban a condicionar un milímetro de la línea editorial. Ahora es más fácil porque en este tiempo se ha podido demostrar. La publicidad que recibimos se basa en nuestra audiencia creciente y no en un pacto informativo con una entidad financiera, una compañía eléctrica o una empresa comercial. He de confesar que, dos años después, algunos se han sentido tan molestos con nuestras informaciones que han decidido retirarnos sus anuncios. A los socios ya se la excluimos la publicidad hace unos meses. Como supondreís la que hace el gobierno a través de sus ministerios no nos llega o nos llega distribuida sin proporcionalidad a la audiencia y a cuentagotas. Dos años después la prensa convencional en nuestro país sigue encogiéndose. Los grandes conglomerados mediáticos se desprenden de sus activos o hablan de fusionarse entre ellos para ”resistir”. Los periodistas están en precario y las presiones políticas son mayores que nunca. Los tres directores de los tres primeros grandes medios en audiencia han sido defenestrados y la crisis que viven algunos medios ya es agónica en algunos casos. No me alegro de esa situación, todo lo contrario, pero parece que con los medios está pasando algo similar al cambio político que se ha generado recientemente en nuestro país. Hay diarios que han crecido estos años fuera de los bipartidismos mediáticos y del sistema instituido por las corporaciones periodísticas por el hecho de escuchar a sus lectores y defender sus intereses frente a los poderosos. En este camino nos encontraremos porque la decisión de los que formamos parte de eldiario.es sigue siendo firme: vamos a avanzar con prudencia, pero sin detenernos. Reinvertiremos los recursos que obtengamos y los emplearemos en mejorar las condiciones de nuestros periodistas y seguiremos incorporando firmas que nos aporten luz en el túnel en el que nos han metido. Para ello, en este tercer año, tenemos necesidad de vosotros, de nuestros socios y lectores.