Fabián Casas: Ocio
Alpha Decay. 104 págs. 13€
Tras una década de los 80 guiada por la poderosa experimentación del Neobarroco, la poesía argentina entró a los 90 con una tradición amplia de recursos, pero también con una necesidad de reacción ante el debilitamiento del espacio político. El desinterés ante la oposición prosa-verso, la atención minuciosa al lenguaje oral, una marcada conciencia de periferia (barriadas, extrarradio, marginalidad) y el uso del humor como equilibrio tonal fueron algunas de las claves comunes para los autores que comenzaban en este periodo: Martín Gambarotta -autor del fundamental Punctum (1996)-, Washington Cucurto –La máquina de hacer paraguayitos (1999)-, Damián Ríos, Alejandro Rubio o Fabián Casas. Con el tiempo, algunos de ellos han ampliado su proyecto de escritura a través de la narrativa, como ocurre con Cucurto, Ríos o Casas. De hecho, en espera de alguna posible edición de su excelente poesía completa (Horla City y otros, Emecé, 2010), la prosa de Casas resulta ser la parte de su obra mejor difundida en España, gracias a Alpha Decay, que, tras reeditar Los lemmings y otros (2011), presenta ahora Ocio.En una entrevista de 2007, Casas se definía de este modo: «tengo una imaginación medio lateral, que trabaja erosionando las cosas. […] Voy drenando relatos poco a poco». La frase puede servir como enlace entre dos narraciones -«Ocio» y «Veteranos del pánico»- que, a pesar de haber sido agrupadas por el autor en un solo libro, representan dos puntos distintos de su proyecto narrativo. «Ocio» (2000) transcurre en los mismos espacios y motivos que Tuca (1990), su primer libro de poemas: la muerte de la madre, la acogida en las drogas, la incomunicación familiar, el barrio y sus personajes como acolchado moral. Con una sequedad narrativa que le permite alejarse de modelos sobrecargados -la novela de formación y la existencialista-, esta historia de aparente sencillez va dando paisaje a una de las obsesiones centrales de Casas: el acceso fallido a la vida adulta. Vista en el conjunto de su obra, «Ocio» funcionaría como la narración terapéutica que permite elaborar un material conflictivo y comenzar así a frecuentarlo con una disposición distinta del ánimo. De ese otro lado vital y creativo se situaría justamente «Veteranos del pánico», cuento publicado en 2005 por Eloísa Cartonera, el proyecto editorial y micropolítico de Washington Cucurto. Continuando el espacio de Boedo y las imágenes del aprendizaje, «Veteranos…» ya explora, sin embargo, el tono múltiple, jovial y desengañado de las obras centrales de Casas: los poemas de Oda (2003) y El Spleen de Boedo (2003) o las narraciones de Los Lemmings (2007). A través de las divergencias entre uno y otro relato, entre esos puntos distantes de un mismo proceso de erosión y drenaje, Ocio acaba revelándose como algo más que una reunión de textos: de un modo sutil, Casas convierte la lectura del libro en un análisis de su trayectoria literaria.